En el Balneario de Guitiriz, seis meses sin cobrar y dos de brazos cruzados

Dolores Cela Castro
DOLORES CELA LUGO LA VOZ

GUITIRIZ

cedida

El personal está a la espera de que se celebren los juicios de las demandas de extinción de contrato que presentaron

09 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los trabajadores del Balneario de Guitiriz llevan desde la segunda semana del mes de abril de brazos cruzados y sin cobrar sus salarios desde principios de año. El mismo día que se acabó el gasoil se quedaron sin agua caliente y tuvieron que dejar de prestar servicios a los clientes. Entre ellos figuraban varios vecinos de la comarca -entre 60 y 70 según fuentes sindicales- que habían comprado bonos y que eran habituales de las instalaciones. Desde esa fecha el personal acude a su puesto de trabajo de forma puntual para cumplir con su horario -tres ausencias injustificadas son motivo de despido procedente- aunque no tienen ocupación alguna, salvo el personal de cocina.

De los 44 integrantes de la plantilla de hace un año, ahora quedan 27. El resto se fue marchando. Permanecen quienes firmaron contratos indefinidos, buena parte de ellos desde hace 14 años en que se reabrieron unas instalaciones.

¿Hasta cuándo se prolongará esta situación? Hasta que el juzgado de lo social en el que recayó la demanda de extinción de contratos, formulada por los 22 trabajadores a los que asesora la CIG, emita una sentencia. Hasta ese momento estarán prisioneros en el establecimiento que cuenta con 123 habitaciones y por el que pasaron varios equipos de fútbol en pretemporada.

El juicio por las demandas de despido presentadas por el personal está señalado para el próximo 6 de julio.

¿Qué hace el personal mientras espera? Según una de los tres delegados de personal, acudir al trabajo para cubrir las ocho horas de la jornada. En ese tiempo conversan, leen, atienden a las personas que acuden a reclamar porque no pueden hacer uso de bonos adquiridos o regalados y que quieren hablar con los dueños para protestar. Y, en la jornada algunos también comen.

 Comida incluida en contrato

La comida está incluida en los contratos y el único personal que tiene qué hacer es el de cocina, que prepara los menús para el personal que tiene incluido este derecho. También preparan la comida para los dueños, que viven en las instalaciones.

La despensa está prácticamente vacía, según señalaron fuentes sindicales. Quedan arroz y lentejas, pero falta qué echarles, por lo que han creado un fondo para poder hacer la compra. «No podemos comer lentejas solas o arroz cocido todos los días».

El personal, a través de sus representantes, le ha pedido al matrimonio que regenta el establecimiento que le firme la vacaciones de este año, al menos hasta que se celebre el juicio. Como respuesta encontraron una negativa, según la representante sindical que asegura que formuló la solicitud en múltiples ocasiones.

La plantilla lleva sin cobrar desde el mes de enero. También le deben las pagas extraordinarias de julio y diciembre del año pasado.

 Goteo de bajas

El goteo de bajas entre el personal empezó después de la huelga que convocaron para reclamar el abono de los salarios adeudados. La empezaron, a media jornada, el día 17 de marzo, cuando llevaban tres meses sin cobrar, y la suspendieron el 15 de mayo. Continuarla no tenía mucho sentido en las circunstancias en las que se encontraban, según señalaron fuentes sindicales.

De los 44 integrantes de la plantilla de entonces quedan ahora los 27 que están a la espera de que se celebre el juicio de extinción de contratos.

Los trabajadores conviven durante su jornada laboral con el matrimonio propietario de las instalaciones. Reside en el edificio desde el principio. Los dueños no les han dado soluciones a la situación planteada que se arrastra desde hace meses.

Lentejas y arroz para comer porque en la despensa apenas quedan alimentos

Catorce años como referente termal en la comarca

Guitiriz está ligado de siempre al turismo de salud. En el año 1902 recibió el reconocimiento oficial de sus aguas medicinales y desde entonces vivió épocas de gloria y otras con no tanta fortuna. Los últimos catorce años fueron bastante intensos y supusieron la creación de los 44 empleos, que ahora están en la picota.

El complejo termal lo compró el empresario coruñés, vinculado al sector del automóvil, Andrés Conde Medín, con recuerdos nostálgicos de su infancia en la fuente termal de San Juan, cuando acudía con su familia a las instalaciones. Reformó por completo el hotel y el balneario e incorporó a las instalaciones un campo de golf de nueve hoyos, que es la única parte del complejo que, según fuentes sindicales, sigue funcionando.

En octubre del año 2013 declaró el preconcurso, que se materializó posteriormente en concurso, con un pasivo de 10 millones de euros. De este primer envite consiguió salir, con la aprobación de un convenio por parte de sus acreedores, con quitas y esperas, en el verano del año 2014. A partir de ese momento empezó a aplicar un plan para relanzar las instalaciones, que contemplaba, entre otras posibilidades, la elaboración de cremas con agua termal. También congregó en sus instalaciones a equipos deportivos en pretemporada, atraídos por las aguas medicinales y por el campo de golf.