José Freire, criador de la parroquia de Goá (Cospeito), llevó a la feria un animal de año y medio. A base de patatas, trigo y maíz lo fue alimentando, y el precio que pedía, sin estar del todo seguro de encontrar comprador, era de 500 euros. Más alto (650 euros) era el precio que ponía Mónica Alvariño, vecina también de la parroquia de Goá, por un ejemplar de dos años.
Ella, como los otros dos vendedores, acude habitualmente a la cita, que en este 2022 quedó deslucida. No obstante, Mónica Alvariño, reconocía que la feria también solía servir para concertar alguna otra venta futura. Por otro lado, ella y los otros vendedores subrayaban que la calidad de los animales, alimentados de modo tradicional, estaba fuera de toda duda.