Enganchados a la máquina de la vida

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

COSPEITO

Óscar Cela

Así es la vida de tres enfermos renales que llevan desde los años 80 asistiendo a los cambios en los tratamientos

18 ene 2018 . Actualizado a las 14:14 h.

Los tratamientos de diálisis en Lugo empezaron a aplicarse hace cuarenta años. Los primeros pacientes se los administraban ellos mismo en su casa, una forma que está ahora en pleno auge. En la historia del Servicio de Nefrología figura la primera persona que se dializaba a domicilio, gracias a la colaboración de su esposa que aprendió el manejo de unas máquinas que nada tenían que ver con las de ahora.

En 1981 comenzaron los trasplantes renales en Galicia. El vecino de Cospeito Paulino Blanco fue el primer lucense intervenido en Santiago. Después de 36 años con el mismo riñón, el que fue el primer presidente de Alcer, vuelve a estar atado a una máquina. Lleva un mes y está pendiente de pruebas para incorporarse a la lista de candidatos a trasplantes.

Paulino Blanco es uno de los que más notó cómo evolucionaron los tratamientos de diálisis -máquinas y sistemas de depuración- en los últimos cuarenta años. Él empezó en Santiago, en 1979 con 19 años. Su riñón fue el que más tiempo funcionó de las donaciones de persona fallecida, 36 años. Sin embargo, de entre los lucenses trasplantados, el récord lo ostenta otra persona, al que le cedió el órgano su hermano y que se operó en Barcelona cuando todavía no se hacían este tipo de intervenciones en Galicia. Después de 40 años le sigue funcionando.

Para Paulino Blanco el actual sistema de hemodiálisis «on line» que se implantó definitivamente en el HULA a partir del año 2011, coincidiendo con el traslado del Xeral, es un gran avance en el tratamiento.

María Jesús Souto Bello, enfermera de Nefrología, coincide con Blanco en que los cambios han sido muy importantes en estos años y para mejor. Ha visto pasar por el servicio a numerosos pacientes a los que identifica por el nombre.

Delia Hermida Purriños fue la primera lucense trasplantada en A Coruña. Ya va por su segundo riñón. Se lo donó su hermana Inés y ya lleva con él ocho o nueve años y sus visitas a nefrología ahora son para controles y para saludar a los pacientes y al personal con los que compartió horas y horas enganchada a la máquina.

Rosa López Rodríguez, de Cospeito también es una de las veteranas. Lleva dos años en lista de espera para recibir su tercer riñón. Mientras llega tiene que acudir lunes, miércoles y viernes al HULA y permanecer durante cuatro horas en el hospital para que una máquina le depure la sangre.

Este vecina de Cospeito empezó en diálisis en 1989. Tuvo suerte y a los seis meses le llegó su primer riñón, que le duró cuatro años. «Daquela -señaló- non era como agora que cando vas a quirófano xa levas todas as probas de compatibilidade feitas. Chamaban a catro persoas e dúas quedaban e as outras marchaban para a casa sen transplantar. Quedaban os máis compatibles. Eu tiven sorte».

Con el rechazo tuvo que volver a diálisis, hasta que le apareció su segundo riñón, que no le causó ningún problema en diez años. Después empezaron las complicaciones por los tratamientos antirrechazo y se sucedieron las operaciones. «Acababa sempre na UCI. Agora levo cinco anos en diálise é estou en lista de espera outra vez. Xa van dous anos. Será o terceiro e agardo que sexa o definitivo», confesó desde la cama de nefrología.