Cospeito, el último mohicano

Xosé María Palacios Muruais
xosé maría palacios VILALBA / LA VOZ

COSPEITO

OSCAR CELA

La laguna se restauró, pero el ejemplo no se extendió por la comarca

26 oct 2015 . Actualizado a las 12:41 h.

Una laguna como la de Cospeito supone un elemento destacado en el panorama ambiental gallego por su riqueza de flora y de fauna. Recuperada en los años noventa con una actuación que la alejó de los usos agrarios introducidos en décadas anteriores, dentro del plan de colonización impulsado en la comarca chairega, los años anteriores y posteriores a su restauración fueron acompañados de controles y de seguimientos. Ahora, en cambio, los recursos destinados por la Xunta escasean, con lo que la supervisión parece resentirse.

El momento

Un contexto favorable. Cuando se emprendió la restauración de la laguna de Cospeito, en la década de los noventa, se proyectaban en otros lugares de Galicia actuaciones con ese mismo fin. Así lo explica Pablo Ramil, profesor de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) en el campus de Lugo y uno de los coordinadores de la obra A lagoa de Cospeito, que repasa los trabajos efectuados y la situación en que se encontraba el humedal antes de esa actuación. El volumen, publicado por la Consellería de Medio Ambiente, se editó en el 2006.

Los cambios

Menos recursos autonómicos. Los controles efectuados tras la recuperación del humedal incluían aspectos como el análisis de la calidad del agua o los controles de flora y de fauna. La laguna es conocida como lugar de paso de aves, lo que la convierte en un espacio muy apreciado por ornitólogos; pero también alberga plantas -Eryngium viviparum o Luronium natans, por ejemplo- que la singularizan. En los últimos años han descendido los recursos destinados por la Xunta al seguimiento, lo que supone algunas consecuencias: no se han recogido, por ejemplo, datos oficiales en los últimos años.

La alternativa

Búsqueda de otros fondos. Al bajar la aportación autonómica, se buscaron otras formas de lograr ingresos que permitiesen mantener el seguimiento. Con fondos del programa Life se cubrió en los últimos años ese hueco. Hubo dos proyectos que contaron con esa aportación, aunque, detalla Ramil, son fondos que se destinan a varias iniciativas y que son compartidos por varias entidades, pertenecientes en algunos casos a comunidades autónomas distintas. El segundo concluye ahora.

Un caso aislado

Una mejora que debería haber tenido acompañamiento. Pablo Ramil usa el título de una conocida novela estadounidense, luego llevada al cine, para definir la situación del humedal. Se refiere a él como «el último mohicano», considerando que la recuperación de este espacio debería haber tenido continuidad en otros de la comarca, en la que los humedades eran una característica singular. «El interés de Terra Chá no es que haya una laguna; es que había varias lagunas», subraya. Asegura que su recuperación ha sido «un ejemplo huérfano», que no ha tenido acompañamiento.

Poco aprovechamiento

Unas posibilidades todavía sin explotar. Para Ramil, en una política ambiental no importan solo los fondos de que disponga una administración sino el criterio con que se manejan. «Es cuestión de mentalidad, de respeto por el medio ambiente», dice. Lamenta, por ejemplo, que el centro de interpretación, muy próximo a la laguna, esté cerrado, con lo que se pierde ocasión de divulgar una riqueza natural que podría atraer turistas y que se podría vincular, afirma, con el Camino Norte, que en la comarca pasa por los vecinos ayuntamientos de Abadín y de Vilalba.