El rescate de un retablo renacentista

Fernanda Follana

CERVANTES

FERNANDA FOLLANA

El conjunto se halla en la iglesia de Vilapún, en el muncipio de Cervantes

21 ago 2016 . Actualizado a las 10:29 h.

La iglesia de Santa Comba de Vilapún (Cervantes) viste zapatos nuevos con la reciente restauración de su retablo renacentista de finales del siglo XVI, una pequeña joya de gusto romanista, realizada en castaño y nogal y que destaca por la gran calidad de la policromía y de las tallas.

Después de que el paso de los siglos, la carcoma, la humedad y algunas intervenciones desafortunadas hiciesen estragos sobre todo en el color y en la madera, el retablo luce ahora una renovada belleza, ajena a las importantes mutilaciones que sufrió para ser adaptado a un espacio distinto al original (bien por haber sido trasladado desde una ubicación anterior o por la elevación del nivel del suelo que sufrió la iglesia tras una rehabilitación).

Del resultado de la restauración habla por sí solo el reportaje fotográfico comparativo del antes y el después, realizado por la propia restauradora, Olga Gago Muñiz, quien ha valorado el estado anterior del retablo como «deficitario». Los trabajos han sido financiados conjuntamente por la Diputación y el Obispado de Lugo y coordinados por el párroco, Ramón Gutiérrez.

Uno de los focos principales de la restauración fue la reintegración y reposición de molduras y elementos ornamentales que se habían desprendido por procesos de pudrición. La original utilización de motivos variopintos como dragones flameantes o remates vegetales en forma de piña constituyen una de las señas de identidad de la obra, en la que los trabajos de ebanistería destacan por su altísimo nivel técnico.

En cuanto al color solo se han podido recuperar los dorados y una pequeña parte de la policromía original, oculta tras dos repintes.

Reintegración cromática

A pesar de la gravedad de las pérdidas, puede admirarse lo que fue la estética del conjunto, gracias a la reintegración cromática. También han sido restauradas siete esculturas de bulto redondo muy representativas de su época, cuando después del Concilio de Trento la Iglesia Católica buscaba el adoctrinamiento a través del arte. Frente a los excesos formales manieristas, las imágenes muestran mayor limpieza arquitectónica y una gran fuerza expresiva.

Entre ellas destacan Santa Comba, la patrona de la parroquia, y el Apóstol Santiago, ataviado como peregrino en un enclave situado en la vía romana XIX y que fue utilizado como ruta jacobea.