«Creemos que robaron en la iglesia para hacer ritos satánicos o brujería»

tania taboada LUGO / LA VOZ

CASTRO DE REI

Los cacos abrieron el sagrario y sustrajeron el cáliz; también se llevaron las tallas de cuatro santos y toda la orfebrería

13 mar 2020 . Actualizado a las 21:14 h.

Disgusto tremendo el que tienen los feligreses de la parroquia de O Divino Salvador de Balmonte, en el municipio de Castro de Rei. En la madrugada del lunes, los ladrones acudieron al santuario y lo desvalijaron por completo. «Entrar aquí y observar la iglesia totalmente profanada, con el sagrario abierto, que es donde se guarda el Cuerpo de Cristo, y ver que no está es muy doloroso. Es muy grave percibir que se profana así una iglesia y una parroquia», manifiesta un religioso.

El primero en encontrarse con esta escabechina fue un vecino de la parroquia que el lunes por la mañana circulaba con su tractor por la vía que pasa junto a la iglesia. El varón percibió la puerta principal dañada y paró el vehículo agrícola para comprobar los daños. A continuación fue a una segunda puerta que da acceso al interior de la iglesia y se encontró con la cerradura forzada. Empujó la puerta y lo primero que se encontró fue la talla del Sagrado Corazón de Jesús sin una mano. «Además de dejar dañado este santo, nos robaron la talla de la Virgen del Rosario, la de la Virgen del Carmen, la de la Virgen de Santa Lucía, la imagen de San Antonio, la cruz parroquial, el acetre con su hisopo, toda la orfebrería que es el material litúrgico, (cáliz, dos patenas, candelabros, cruces de altar, misales, libros...)», explica este mismo religioso, que añade que afortunadamente cuentan con un inventario de la orfebrería e imágenes para ratificar que pertenecen a esta parroquia.

De este robo, los religiosos hacen dos lecturas. «O sustrajeron todo el material para llevar a cabo ritos satánicos, que empiezan a florecer, o para brujería», opinan y dudan de que la sustracción se produjera para la venta porque creen que es complicado que alguien compre este material.

En esta parroquia se celebra misa dos domingos al mes. Pasado mañana toca eucaristía y el párroco hará el acto de desagravio a Dios por la ofensa grave cometida.

Ana Rouco es desde hace dos años la sacristana de la iglesia. «Me ocupo de limpiar y ayudar al sacerdote y tengo un disgusto enorme tras lo sucedido», manifestó la mujer, que explicó que se enteró el lunes cuando venía a trabajar. «Yo vivo aquí y cuido a una señora. Venía de hacer unas horas y me paró un vecino en la carretera. Me dijo que habían entrado a robar en la iglesia tras forzar la puerta lateral. No tengo palabras», lamenta Ana, que indica que es la primera vez que sucede esto.