Así quedó la habitación de Ibrahima y Tatiana

tania taboada LUGO / LA VOZ

CASTRO DE REI

Envases de tortilla, cientos de colillas, latas de cerveza y un microondas, en el cuarto de la pareja

28 may 2016 . Actualizado a las 22:34 h.

 Hecha un auténtico revoltijo y con un fuerte olor a tabaco. Así dejaron Ibrahima Ndiaye y Tatiana Vázquez la habitación la madrugada en la que la joven fue apuñalada en el ya conocido como crimen de San Fiz. Antes de que la chica falleciera, ambos estuvieron supuestamente en este cuarto ahora desprecintado por la Policía, y según declaró el senegalés, fue aquí donde mantuvieron relaciones sexuales la misma noche del crimen, justo antes de salir en el Citroën ZX.

La habitación número 113 de una céntrica pensión lucense en la que residía el senegalés, y que la joven de Castro de Rei frecuentaba casi todos los días al salir de trabajar, se encuentra aún repleta de envases de tortilla de patata vacíos, de cajetillas de tabaco, latas de refresco terminadas (sobre todo cerveza) y cajetillas de tabaco. Pero si algo destaca en el cuarto es la cantidad de colillas presentes en los envases vacíos, así como un microondas colocado encima de una nevera. El contexto refleja que la pareja hacía vida en la habitación, y comía y dormía en la misma.

Hay que recordar que la joven se encargaba de la manutención del senegalés. Todos los días le llevaba bolsas de comida y también pagaba el alquiler de la pensión. El día del crimen, en el bolso de la chica se hallaron parte de esas facturas y recibos a los que ella hacía frente.

La cama se encuentra completamente deshecha, e incluso con ceniza de cigarrillos acumulada en el centro del colchón. También se pueden ver sobre la cama algunas prendas de vestir tiradas de forma desordenada, como un pantalón con tejido de bañador y una camiseta.

El armario de la habitación está sin ropa y solo se pueden ver perchas vacías. Las prendas de vestir del senegalés se amontonan en cajas de cartón y también en una maleta de grandes dimensiones y de color azul que se encuentran a los pies de la cama.

En cuanto al cuarto de baño, está totalmente vacío y se puede adivinar la zona donde los investigadores trabajaron para recoger pruebas. Precisamente de una tubería y de una tapa de registro recogieron colillas y todavía están abiertas. El baño es propio de esa habitación; no compartido.

El senegalés tenía prohibido al personal de la pensión limpiar su habitación y eso se ve claramente en el estado en el que se encuentra la estancia, tal como quedó cuando él fue detenido y la habitación fue precintada para que los investigadores recogiesen las pruebas con las que intentar esclarecer el crimen.

Ahora, la policía ya desprecintó la habitación y las llaves ya las tiene el propietario del negocio, que intentará volver a poner la habitación en funcionamiento tras recoger el material, que tendrá que ser depositado en algún lugar a la espera de poder devolvérselo a su propietario.

Las órdenes de los investigadores fueron que nadie entrase en la habitación mientras estuvo precintada, así que incluso las bolsas de basura seguían allí, llenas de latas usadas y de otros restos. En definitiva, la estancia no solo presentaba un estado de improvisación y desorden, sino de acumulación de basura y falta de limpieza.

La habitación tiene una sola ventana hacia un patio de luces y además de la cama tenía un armario, dos mesillas unidas por un cabecero, un espejo y una pequeña televisión.