Un vecino ha legado un solar al Museo, y en la próxima campaña se probará un nuevo sistema de protección de los muros
11 mar 2016 . Actualizado a las 12:33 h.El castro de Viladonga tiene más de 2.000 años de historia; el Museo de Viladonga, situado al lado y dedicado fundamentalmente a estudiar y exhibir el material hallado en ese recinto, cuenta con algo más de 30. Uno y otro, curiosamente, no dejan de presentar novedades, aunque su presencia en la actividad diaria aún puede tardar algo
Por disposición testamentaria de José Luis Balado García, vecino de la parroquia fallecido en el 2013, al Museo se le ha cedido la finca contigua conocida como Chousa das abelairas, de unas tres hectáreas; linda con el sur del recinto museístico, y deberá usarse, según consta en el testamento, a «uso propio» del Museo, aunque la directora, Elena Varela, apunta que se podría realizar alguna cata para conocer qué restos se hallan en esa zona.
Del castro, cuyas excavaciones comenzaron a principios de los años 70, se sabe más, aunque las construcciones o piezas halladas contrastan con la falta de datos sobre enterramientos. Las excavaciones se han realizado sobre todo en la parte pública -a la que pertenecen la croa, el antecastro oeste o la muralla, por ejemplo-, mientras que en la parte privada se han realizado catas. Los trabajos de varias décadas han ido confirmando que el castro estuvo habitado durante la época de presencia romana en Galicia; pero falta por saber, subraya Varela, si la importancia del período anterior, reflejada en algún hallazgo, «é algo grande ou non».
En los últimos años, por otro lado, han sido habituales los trabajos de limpieza y de consolidación de muros, promovidos por la Dirección Xeral de Patrimonio con fondos comunitarios, en los que se reponían piedras y se colocaba pizarra con una capa vegetal por encima. Para este año, explica Varela, se prevé utilizar un sistema novedoso con un material ya aplicado en otros castro, y también se proyecta habilitar un mejor acceso.