El colegio de Baamonde ya es historia: «Rompéronnos a vida»

Lucía Blanco / M. G. BAAMONDE / LA VOZ

BEGONTE

Foto de archivo de una movilización contra el cierre del CEIP de Baamonde
Foto de archivo de una movilización contra el cierre del CEIP de Baamonde Carlos Castro

El alcalde de Begonte consigue cerrar la escuela, que acababa de celebrar medio siglo de vida

24 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni las cadenas de protesta frente al centro, ni las concentraciones delante del edificio de la Xunta en Lugo ni la caravana de protesta a Santiago organizadas por los padres y niños del colegio de Baamonde meses atrás pudieron cambiar el final del centro, que ya estaba escrito. El cierre del CEIP de Baamonde es una realidad pese a las muchas acciones que realizaron los vecinos de esta parroquia de Begonte.

El pasado junio, los 30 alumnos de la parroquia lucense vivieron su último fin de curso en la escuela que cerró sus puertas tras celebrar 50 años como centro educativo. Clausurar el servicio responde a la decisión del alcalde de Begonte, que pretende hacer un conservatorio y reubicar a los alumnos en el colegio Virxe do Corpiño, situado en la capital municipal. Sin embargo, solamente diez se quedarán en Begonte el próximo curso. El resto se dispersarán por Parga, Friol y Villalba.

Esfuerzo económico

Para los que no se quedan en la capital municipal, el cambio de centro supone un esfuerzo económico, pues deben pagar el transporte y el servicio de comedor, al que no tienen derecho por ser de otro concello. Además, el trayecto también se incrementa, ya que algunas familias tenían el centro a un minuto andando frente al recorrido de hasta media hora en bus que deberán afrontar algunos niños a partir de ahora. Pero aún así, muchos deciden no enviar a sus hijos al centro de Begonte porque buscan un colegio «medianamente pequeno, parecido ao que tiñamos».

Los padres aseguran que «loitamos para o básico, para que se nos escoitara» pero, tras la dictadura del alcalde y al no conseguir respuesta por parte de la Consellería de Cultura, Educación e Universidade, se sienten «abandonados e frustrados». Reconocen que, oficialmente, «non se nos informou de nada», pero dieron por hecho el cierre del servicio porque «non nos deixaron facer as matrículas». Aunque están tremendamente agradecidos por el apoyo que recibieron, afirman que «o cole está pechado, non nos queda máis que facer».

El gobierno municipal apela a una mejora educativa al unificar las dos escuelas porque podrían ofrecer un aula por curso, pero los padres no están de acuerdo. Aseguran que estaban muy satisfechos con la atención casi «personalizada» que se recibía en el CEIP de Baamonde, y además defienden que al compartir aula niños que tienen distintas edades «aprenden moito a nivel emocional porque se axudan uns a outros».

Perspectivas de crecimiento

A pesar de contar con menos de 400 habitantes, Baamonde destaca por su localización céntrica y por su buena comunicación por carretera, ya que por aquí pasa la autovía A-6 y la A-8. Por ello lamentan que, en un momento en el que mucha gente después del confinamiento está con miras en el rural —algo que se confirmó durante el curso pasado cuando 3 nuevas familias en la parroquia enviaron a sus hijos al CEIP de Baamonde— se cierre el centro, que acogerá un conservatorio de música y un auditorio. Y más, cuando existían perspectivas de crecimiento porque aseguran que sobre 4 niños se iban a incorporar a partir de septiembre.

El punto final de la escuela significa mucho más que el cese de un servicio educativo, con las consecuencias que esto tiene para el rural. El cierre llevó a algunas familias a replantearse su futuro, llegando incluso a pensar en abandonar el pueblo. Para los niños es un gran cambio, ya que se rompe «a comunidade que creamos». En cuanto a los padres, el traslado supone un verdadero problema para la conciliación, sumado a la pérdida de servicios que afronta la aldea que tampoco tiene ya un consultorio médico. Para ellos es una muestra del desmantelamiento que sufren algunas zonas del rural. Son contundentes: «A nós, rompéronnos a vida».