La Guardia Civil desentierra un perro en Begonte al sospechar que era un bebé

TANIA TABOADA LUGO / LA VOZ

BEGONTE

ALBERTO LÓPEZ

Dos hermanos que acudían a visitar su finca vieron una lápida desde el camino y avisaron a la Guardia Civil

31 may 2018 . Actualizado a las 09:45 h.

Tremendo fue el susto que se llevaron Concepción y Pepe cuando se dirigían a su finca del municipio lucense de Begonte. Estos dos hermanos, residentes en Lugo, acudían a ver una de sus propiedades, ubicada en la parroquia begontina de Uriz, cuando en una finca próxima vieron una lápida con muchas flores de colores. Pararon el coche y se bajaron para comprobar qué era aquello. «Cando nos achegamos pensamos que estaba enterrado un bebé ou restos humanos», manifestó Concepción. «Pillei un medo terrible. Ata pensei que algunha muller abortara e enterrara todo aquí», indicó Pepe.

La lápida se encontraba en las inmediaciones de un camino y llamaba la atención por su colorida decoración. «Puxeron unha lousa coma as que se utilizaban antigamente para enterrar os mortos e puxéronlle por enriba flores de moitas cores e un papel escrito a máquina e plastificado. A carón de todo aquilo había unha luva. Notábase que había pouco que o fixeran, porque a terra estaba recentemente traballada. Asustámonos e chamamos á Garda Civil», explicaron estos dos hermanos, que todavía no salen de su asombro. «Hoxe en día ves e oes tantas cousas raras que pensamos que se trataba de algo grave», indicaron.

Una vez recibida la alerta, varios agentes de la Guardia Civil se trasladaron al lugar para comprobar qué había enterrado bajo aquella lápida. Retiraron la losa y se encontraron con un perro. Comprobaron que no existía hecho delictivo y que los restos eran de un animal. Llamaron a un veterinario para que le pasara el lector de microchip y así poder localizar a los propietarios del perro. 

La dueña, muy afectada

Ayer por la mañana, la propietaria del perro, un buldog francés de 10 años, se presentó muy afectada en el lugar con otra persona. «Enterramos aquí a nuestro perro porque hace un mes y medio tuvimos que practicarle la eutanasia debido a un cáncer. Las posibilidades eran dos: incinerarlo en un horno común o enterrarlo en una finca privada. Optamos por esta segunda alternativa. El caso es que alguien paseando por aquí vio la lápida y las flores y llamó a la Guardia Civil ante el temor de que hubiese restos humanos», explicó la dueña del buldog.

«Los agentes desenterraron al perro y me dijeron que tenía que volver a enterrarlo o se lo llevarían los servicios de recogida del Ayuntamiento», explicó. En los próximos días, el perro será enterrado de nuevo, pero unos metros más adelante del punto donde está ahora, para que no sea visto desde el camino.