«Quedeime en shock», confiesa una de las alumnas, Ana Dacal. Esta estudiante, de Baralla, se presentará este año a la selectividad y Francés era una de sus bazas para sumar dos puntos en su nota final, aunque todavía no sabe qué carrera universitaria quiere estudiar. La Consellería de Educación comunicó al centro que Ana podría cursar la asignatura a través de clases a distancia, ya que en su caso era una materia de continuidad. Sin embargo, la estudiante prefirió la formación presencial y escogió Ciencias da Terra: «Estou contenta igual pero paréceme inxusto, o ano pasado tamén eramos dúas persoas e puiden cursala, polo que a miña idea era continuar».
Más sorpresa fue para la profesora titular, María José Liñares, que tiene su plaza definitiva en Becerreá como docente de una asignatura que ha desaparecido parcialmente: «Estou dando clase nos cursos nos que é obrigatorio». El resto de la jornada, hace guardias y horas de refuerzo del resto de asignaturas, lo que la hace sentirse como «un florero». Agradece el apoyo del centro en darle horas de trabajo, pero recalca que está dando formación que no es necesaria. «Non entendo a decisión cando hai unha profesora xa pagada, polo que non hai ningún gasto a maiores e non se precisaban as horas de francés para outra materia», defiende. La profesora pide poder seguir dando su asignatura, igual que otras 18 del centro que tienen menos alumnos de los establecidos pero sí fueron autorizadas por la Consellería.