El IES de Becerreá, el referente en la lucha por una educación rural

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA BECERREÁ / LA VOZ

BECERREÁ

El centro solicita cambiar la normativa que impide dar materias con menos de cinco alumnos

19 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace tres meses que las familias y la comunidad educativa del instituto de Becerreá protestan con un mensaje claro: «A Galicia profunda non morre, estana matando». El motivo de sus manifestaciones fue la supresión de la asignatura de francés en los cursos optativos. La Consellería de Educación comunicó al centro que debería aplicar la normativa autonómica que recoge que: «Las materias troncales de opción contarán, con carácter general, con un mínimo de cinco alumnas y/o alumnos para poder ser impartidas». Ese apartado fue aprobado en una resolución del 17 de junio 2021. El director del centro, Fernando Cerecedo, explicó que esta normativa ya existía en los cursos anteriores, pero hasta el actual no se había aplicado: «Defendemos un cambio na normativa porque non se pode tratar a un centro pequeno e rural, como o noso, igual ca os institutos da cidade».

Tras el parón de Navidad, este martes volvieron a recuperar la manifestación a la entrada del instituto, en la que participaron profesores, alumnos, familias y vecinos porque alertan de que la normativa tiene consecuencias para toda la comarca. «Se a partir de agora hai a posibilidade de eliminar as materias nas que hai menos de cinco alumnos, as familias poden levarse aos seus fillos a Lugo», teme el director.

Un referente del rural

El de Becerreá es el único instituto de la comarca de Os Ancares, en el resto de municipios la formación solo alcanza hasta 4º de la ESO, por lo que los estudiantes que quieran continuar sus estudios más allá de la oferta obligatoria solo tienen esta opción. «De Lugo a Pedrafita non hai institutos», recuerda Cerecedo. Actualmente, los dos cursos de bachiller suman unos 50 alumnos. Pese al declive demográfico del rural lucense, el instituto mantuvo el número de alumnos en los últimos años y tras la pandemia incluso aumentaron los concellos de origen de los estudiantes. «Empezounos a chegar xente tamén de Castroverde, Baralla ou O Cádavo», explica Cerecedo. Porque, como afirman madres que acudieron a la manifestación: «Non queren ir para a cidade».

En Becerreá o en los concellos cercanos tienen su vida, su familia y sus amigos e ir a estudiar a Lugo supondría mudarse y dejarlo atrás, ya que las conexiones de transporte son deficientes. Por tanto, cada vez son más los jóvenes que se deciden por estudiar en el instituto con vistas a las montañas de Os Ancares, para lo que las familias incluso se llegan a mudar a Becerreá. «Co covid pensamos que sería mellor un centro máis pequeno, ademais hai unha educación máis persoal e maior atención», explica la alumna de Baralla Ana Dacal. De hecho, los resultados del instituto en la ABAU siempre han sido buenos.

La profesora de francés: «Os alumnos escolleron outra materia e eu estou facendo gardas»

La decisión de la consellería de suprimir la asignatura de francés se comunicó al centro a principio de curso, cuando los horarios ya estaban establecidos y los alumnos ya habían escogido esa opción.

«Quedeime en shock», confiesa una de las alumnas, Ana Dacal. Esta estudiante, de Baralla, se presentará este año a la selectividad y Francés era una de sus bazas para sumar dos puntos en su nota final, aunque todavía no sabe qué carrera universitaria quiere estudiar. La Consellería de Educación comunicó al centro que Ana podría cursar la asignatura a través de clases a distancia, ya que en su caso era una materia de continuidad. Sin embargo, la estudiante prefirió la formación presencial y escogió Ciencias da Terra: «Estou contenta igual pero paréceme inxusto, o ano pasado tamén eramos dúas persoas e puiden cursala, polo que a miña idea era continuar».

Más sorpresa fue para la profesora titular, María José Liñares, que tiene su plaza definitiva en Becerreá como docente de una asignatura que ha desaparecido parcialmente: «Estou dando clase nos cursos nos que é obrigatorio». El resto de la jornada, hace guardias y horas de refuerzo del resto de asignaturas, lo que la hace sentirse como «un florero». Agradece el apoyo del centro en darle horas de trabajo, pero recalca que está dando formación que no es necesaria. «Non entendo a decisión cando hai unha profesora xa pagada, polo que non hai ningún gasto a maiores e non se precisaban as horas de francés para outra materia», defiende. La profesora pide poder seguir dando su asignatura, igual que otras 18 del centro que tienen menos alumnos de los establecidos pero sí fueron autorizadas por la Consellería.