Los colegios rurales de Lugo mantienen los alumnos: «O importante non é o número, senón que sigan entrando nenos»

Paula Álvarez García
PAULA ÁLVAREZ LUGO / LA VOZ

AS NOGAIS

El CEIP As Nogais suma este año dos alumnos
El CEIP As Nogais suma este año dos alumnos PAULA ÁLVAREZ

Alguno de los centros más pequeños, como As Nogais o Samos, empiezan el curso superando las cifras del año pasado

09 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana, el día 11, regresarán a las aulas 32.392 estudiantes en la provincia de Lugo, que se reparten entre 65 centros diferentes. La cifra supone una bajada con respecto al año pasado, que había matriculados 32.563 en total en la provincia lucense. Del total de centros, 33 perdieron alumnos y los 32 ganaron alguno.

Sin embargo, en los colegios rurales de la montaña de Lugo se puede hacer un balance positivo, especialmente aquellos con menos alumnos, que mantienen o incluso aumentan ligeramente el número de matrículas. No todos, pero si unos cuantos que no superan en ninguno de los casos el medio centenar de estudiantes.

Es el caso del CEIP de Samos, uno de los colegios de montaña en el que más aumenta el número de alumnos —de 17 a 23—. Suma para este curso seis alumnos con respecto al pasado. También destaca el de O Incio, el CEIP Ricardo Gasset, que pasa de 23 a 26 alumnos. Hay otros como el CEIP As Nogais que aumenta dos alumnos. La cifra no es muy alta, pero para un centro situado en plena montaña, amenazado por la despoblación, conseguir matricular a dos alumnos más es un éxito. Este último está en la misma situación que el colegio de Muras, el CEIP Antía Cal Vázquez, que añade un estudiante más este año a su lista, al igual que el CPI de Cervantes, que aumenta en dos alumnos en primaria en comparación con el año anterior.

Además, hay otros centros, que a pesar de no sumar alumnos, consiguen mantener los que tenían el pasado curso. Es el caso del CEIP Eduardo Vila de Triacastela, que consiguió cerrar las matrículas en los 20 alumnos, igual que en el curso anterior, o el CEIP Rosalía de Castro, de Bóveda, que aguanta con sus 38 estudiantes.

Los alumnos, agrupados

Un menor número de alumnos implica que en los colegios rurales se agrupen por ciclos. En el acuerdo de agrupamientos, firmado entre la Consellería de Educación y la ANPE en el año 2009, se fijaron los ratios, y quedó establecido que solo se juntarán dos grupos cuando el número de alumnos que sumen sea inferior a 14. El debate sigue abierto sobre las ventajas o los inconvenientes de esta situación pero, en todo caso, es algo que lleva haciéndose ya varios años en los colegios con menos volumen de alumnado, donde un mismo profesor atiende de forma conjunta a los tres cursos.

Los niños extranjeros aumentan el número

En plena montaña de Lugo no abundan los servicios, pero hay mucha necesidad de mano de obra en sectores como la construcción, la hostelería o el campo. Esta circunstancia arrastra hasta el rural a familias procedentes de diferentes países que se asientan en la zona, bien por trabajo bien porque les gusta, y matriculan a sus hijos en el colegio. Es el caso de Navia de Suarna, con cinco holandeses, o de Triacastela, Samos, Pedrafita y As Nogais, centros que llevan tiempo recibiendo alumnos de lugares como Honduras, Marruecos, Brasil, Pakistán, Rumanía o Perú, entre otros.

«O importante non é o número, senón que sigan entrando nenos»

Casi nadie quiere como destino un colegio rural. Pero no es el caso de Alejandro González, director del colegio de Triacastela, que siempre tuvo claro que su vida laboral estaba en un colegio pequeño, y así lo luchó desde el principio. «Dinme conta de que son centros cheos de oportunidades e valores», sostiene el director, que lleva con este tres años con ese cargo en Triacastela. González defiende la educación rural por valores como la cercanía o la individualización de la enseñanza. «A pesar de que leva máis tempo preparar as clases, o éxito é xuntar a toda a primaria nunha aula porque aprenden máis rápido. A diferenza respecto a un colexio grande nótase moitísimo —explica— «sobre todo na lectura e na escritura»». Cuenta también Alejandro que, en los últimos años empezó a valorarse más la educación rural y la decisión de trasladarse a colegios grandes es menos frecuente.

Esto ayuda a que el número de matrículas se estabilice, aunque el aumento no sea de grandes cifras debido a la baja natalidad. «O importante non é o número, senón que sigan entrando nenos», abunda. Y es que en un sitio como Triacastela o As Nogais, entre otros, con una población de menos de mil habitantes, conseguir sumar algún alumno y mantener los existentes es tarea suficiente.

Las protestas, protagonistas en el comienzo de este nuevo curso

El colegio de Chantada y el de Sober se sumaron en esta última semana a las quejas por la agrupación de cursos y la supresión de profesorado. Un grupo padres del colegio Eloísa Rivadulla de Chantada presenta reclamaciones ante la Consellería de Educación por la agrupación de los alumnos de tercer curso de primaria en una sola clase. «Son 26, tendo en conta os estudantes con discapacidades, e o número máximo por aula legalmente é de 25», sostienen. En este contexto, también el Anpa del colegio de Sober pide que haya suficiente personal para desdoblar las clases en las que se concentran varios cursos y que superan el ratio de 14 alumnos.

Pero no son los únicos, porque ya en su momento lo hicieron otros como el de Portomarín o el de A Fonsagrada, que salió en julio a la calle para protestar por la agrupación de cuatro cursos, según explicaron, implica la eliminación de dos profesores.