El itinerario que recorre gran parte de la cornisa cantábrica ha perdido tráfico en favor de la A-8 y arrastra viejos fallos
22 feb 2016 . Actualizado a las 07:28 h.El 4 de febrero del 2014 fue un día señalado para la N-634. En las hemerotecas aparece esa jornada como la primera en la que se pudo circular por los tramos de la A-8 que estaban pendientes de acabar en Galicia (Mondoñedo-Lindín y Lindín-Carreira); pero ese detalle supuso además el final de la carretera Irún-Santiago como vía de comunicación para el norte de España.
Entre Arroxo (Lourenzá) y A Xesta (Abadín) la carretera aún se usa cuando la transcantábrica se cierra por abundancia de niebla en el entorno del Fiouco (A Pastoriza), situado a 698 metros de altitud; sin embargo, su función es hoy la de canalizar tráfico local y comarcal tanto en A Mariña como en Terra Chá. Los que acuden desde el interior a playas de municipios como Barreiros la recorren durante varios kilómetros tras salir de la autovía, pero el trasiego constante de camiones y de coches parece definitivamente cosa del pasado.
También parecen cosa del pasado las mejoras en la carretera. La apertura del puente de los Santos, en donde comparten trazado la N-634 y la A-8, o la construcción de variantes en localidades como Vilanova de Lourenzá, Mondoñedo, Gontán (Abadín) o Vilalba fueron, en los ochenta y en los noventa, obras que mejoraron la circulación.
Desde entonces, sin embargo, se arrastran carencias notables, como la falta de un tercer carril en los últimos kilómetros del tramo de subida a A Xesta desde A Mariña. Ese detalle y la imposibilidad de adelantar entre A Xesta y el primer acceso al casco urbano mindoniense ralentizan el tráfico cuando camiones, autocares y turismos vuelven a usar la N-634 al cerrarse la A-8 por niebla.
En los últimos tiempos, además, la falta de obras de cierta entidad se nota en el firme, cuyo deterioro resulta evidente en tramos que discurren por el municipio abadinense o por el vilalbés.