Veterinarios de Galicia crean un sindicato profesional que se federará con otros de España

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

A PASTORIZA

ALBERTO LÓPEZ

Pretenden participar en la negociación de un convenio estatal

14 nov 2018 . Actualizado a las 12:43 h.

Veterinarios de toda Galicia están preparando la creación de un sindicato, Unión Sindical Veterinaria Galega (Usvega), que se federará con otros que se están creando, con diversos grados de avance en los trámites en el resto de España. La asociación, que prevé tener acabados los estatutos fundacionales a finales de año, surge con la intención de defender los intereses de los veterinarios, tanto los empleados como los autónomos, y de mantener una línea de contacto con otras instituciones, sean los colegios profesionales o las distintas administraciones públicas.

El momento en el que veterinarios han decidido, en Galicia y en otras zonas -la Comunidad de Madrid va más avanzada, y Canarias está en una fase similar a Galicia -, constituir sindicatos independientes no es ajeno a circunstancias del sector. Carlos Riveira, veterinario de A Pastoriza e integrante del grupo que redacta los estatutos en Galicia, explicó ayer que se estaba negociando un convenio de ámbito estatal para personal de clínicas y de fundaciones que realizan prácticas de veterinaria clínica.

Es el primero que se puede llegar a aprobar, y en las negociaciones intervienen la patronal (Confederación Empresarial Veterinaria Española, CEVE) y varios sindicatos. No obstante, los profesionales que impulsan la creación de Usvega advierten de que la aprobación de un convenio no equivale automáticamente a la mejora de condiciones. En ese sentido recuerdan lo ocurrido en el 2014 en la provincia de Alicante, donde se alcanzó un acuerdo cuyo contenido, explicó Riveira, entra en contradicción con el Estatuto de los Trabajadores.

Los objetivos de Usvega se dirigirán a conseguir mejoras en las condiciones de trabajo de los profesionales, pero también a rechazar las exigencias de las empresas si atentan contra el código deontológico y las presiones de las administraciones. «Isto é básico», dijo Riveira, que también consideró necesario mantener un contacto habitual con la administración por asuntos concretos -citó, por ejemplo, la Lei do Medicamento-, con los colegios profesionales de cada provincia y con el consejo autonómico que los agrupa.

Los impulsores de esta organización recalcan que la mayoría de los profesionales son autónomos o asalariados y que en estos últimos se dan condiciones laborales que son inferiores a las recogidas en el Estatuto de los Trabajadores. Semanas ininterrumpidas de trabajo o sesiones de formación continua que muchas veces pagan los profesionales y que se realizan durante los períodos de vacaciones son algunas de las situaciones que Usvega denuncia.

La entidad ya mostró recientemente su intención de ser escuchada en la elaboración del citado convenio de ámbito estatal, y subrayó que la mayor parte de los veterinarios asalariados no formaban parte de los sindicatos protagonistas de la negociación.

Un grupo de 150 para iniciar los trabajos y un amplio sector al que dirigirse

Mientras se prevé que a finales de este año esté terminada la redacción de los estatutos de Usvega para luego llevarlos a ser registrados, la plataforma que se encarga de estos primeros pasos está formada por unos 150 profesionales. Ese grupo está dividido en distintos equipos de trabajo. El sector al que se puede dirigir esta nueva organización es muy numeroso: se calcula que en toda Galicia puede haber actualmente unos 5.000 veterinarios, con Lugo como provincia en la que trabajan más profesionales de este sector.

Los asalariados, muy presentes en el sector

La idea del veterinario que trabaja en la administración debe ir acompañada de la de los profesionales autónomos o asalariados. La situación de estos últimos fue citada varias veces ayer por Riveira, que subrayó la importancia de alejar la percepción del veterinario como un profesional asociado con grandes ingresos. Los asalariados, que trabajan en clínicas o en cooperativas, tienen condiciones muy alejadas de ese perfil, afirmó Riveira.