Una familia de A Pastoriza lleva ya este año cinco ataques de lobos a sus ovejas

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

A PASTORIZA

Un total de 20 animales murieron en el acto o a consecuencia de las heridas

01 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Un rebaño de alrededor de medio centenar de ovejas ya ha sufrido en lo que va de año cinco ataques de lobos. La situación se ha dado en la parroquia de Crecente (A Pastoriza), en una zona en la que este tipo de situaciones empiezan a ser frecuentes en los últimos tiempos.

El matrimonio formado por Pedro Fernández y Mari Carmen Vidueira tiene las ovejas en varios prados cercanos a su casa, situada a pocos centenares de metros de la carretera LU-122 (Paraxes-Vilanova de Lourenzá). Desde principios de enero hasta la semana pasada han sido cinco las veces en las que los lobos han atacado al rebaño. El balance es de 20 animales, 19 ovejas y un carnero, fallecidos en los ataques o a consecuencia de las secuelas sufridas.

El primero tuvo lugar a principios de enero: tres ovejas y un carnero fueron el balance de esa incursión; en el segundo, ese mismo mes, murieron otras tres reses; en febrero hubo dos: el primero de ellos causó tres bajas, y el segundo, cuatro; por último, el quinto, la semana pasada supuso la muerte de seis animales.

Todos los ataques tuvieron lugar en un prado muy próximo a la casa donde vive el matrimonio, salvo el primero de todos: ese ocurrió en una finca algo más alejada de la vivienda, y afectó también al rebaño de otros vecinos de la parroquia, con cuatro ovejas y dos corderos muertos.

La familia tiene unas 50 ovejas, que habitualmente están todo el tiempo al aire libre. Las fincas están cerradas con pastor eléctrico, pero ni siquiera ese sistema de protección protege del todo al rebaño. En una de las fincas hay un mastín, pero no estaba en la finca cuando tuvo lugar el último ataque..

Sin nuevas compras

La familia no ha comprado por ahora animales para reponer las bajas sufridas, e incluso Mari Carmen Vidueira explica que tantos ataques acaban por desmoralizar. «Din que non ataca á xente», comenta como único consuelo.