La rutina después de una lluvia de millones en A Fonsagrada: «Fun a traballar coma sempre, só que con algo de resaca»

André Siso Zapata
André S. Zapata A FONSAGRADA / LA VOZ

A FONSAGRADA

Matrimonio jubilado de retornados que ya cobró su décimo premiado con el gordo de la lotería en A Fonsagrada
Matrimonio jubilado de retornados que ya cobró su décimo premiado con el gordo de la lotería en A Fonsagrada A. SISO

Bancos de la localidad confirman que ya se han cobrado cerca de cien décimos premiados. Una familia de Negueira de Muñiz se lleva más de tres millones y medio de euros

23 dic 2022 . Actualizado a las 20:35 h.

A Fonsagrada despertó este viernes como si fuese un día más. Nada hacía indicar que, unas horas antes, los niños y niñas del Colegio de San Ildefonso habían cantado la mayor alegría que se recuerda en este pequeño núcleo rural de la montaña de Lugo. Allí, la única administración de la localidad repartió 450 décimos del gordo de la lotería de Navidad este jueves, pero la resaca de los 180 millones de euros fue mucho más discreta de lo que se podría pensar.

Este viernes, nadie había dejado su trabajo. Nadie había hecho la maleta y se había ido a las Bahamas. Ni nadie había bajado la persiana de su negocio para retirarse a vivir una vida de rico. A Fonsagrada seguía igual. O casi. El único negocio en el que sí se veían colas era, precisamente, en la administración de lotería de Otilia Díaz, feliz vendedora y agraciada también con un décimo del gordo. «Está vindo moita xente de fóra. Sabemos que hai varios premiados en Asturias, e tamén chamaron dende moitos lugares máis alá da Fonsagrada», asegura la lotera, que no se puede quitar la sonrisa de la cara. Sin embargo, muchos fonsagradinos todavía guardan el secreto: «Moita xente á que lle tocou non quería dicilo», dice la mujer. La suerte del negocio fonsagradino, además, está animando a muchos vecinos a hacerse con un décimo para la lotería del Niño. «Isto viunos xenial», termina Díaz.

En el resto de negocios del municipio, incluso donde tocó el gordo, la puerta seguía abierta. Es, por ejemplo, el caso de Felisa Fernández, dueña del bar Figueiro: «Non penso pechar o bar, a vida segue». Incluso su hijo, Borja Campos, ganadero, volvió un día más a su granja, situada a 20 kilómetros del núcleo de A Fonsagrada: «É o día máis feliz que recordo. Fun a traballar un pouco de resaca pero máis contento ca nunca; non penso retirarme». Lo mismo hizo la empleada de la sucursal bancaria, Inés García, que se presentó a la oficina como si fuera un día más. «Pienso seguir trabajando. Además, ahora hay mucho trabajo con tanto cobro», bromea.

Los bancos, llenos

Y lo cierto es que las sucursales bancarias de la zona echaban este viernes humo. En total, se calcula que cerca de cien personas podrían haber depositado ya su décimo premiado. «Sabemos que muchos se cobraron en otras localidades de Lugo, como Baleira, Becerreá, Pedrafita o Sarria», cuentan desde uno de los bancos. En su caso, explican que «mucha gente nos ha llamado diciendo que tienen un décimo, pero que van a esperar hasta la semana que viene para traerlo, para dejar que pase la fiebre de estos días». Otras entidades han llegado a enviar a empleados desde otros puntos de Galicia para captar agraciados que ingresen el premio en una cuenta de su empresa.

«Haremos lo mismo de siempre, un viaje a Canarias»

Este viernes, mucha gente salía con una sonrisa de oreja a oreja de las sucursales bancarias del centro de A Fonsagrada. La explicación no era difícil de deducir: acababan de cobrar un décimo premiado. Este fue el caso de un matrimonio residente en una aldea cercana. Ambos jubilados —y que prefirieron no revelar sus nombres—, regresaron al lugar de origen de la mujer hace unos años. «En realidad, el décimo le tocó a nuestro hijo», reconoce ella. De hecho, compró diez números distintos, pero solamente uno llevaba estampado el 05490. «Ha sido una alegría inmensa, Por nosotros, claro, pero también porque le haya tocado a tanta gente de la comarca. Es una maravilla», reconocía el marido.

Ya saben en qué gastarán una parte de esos 400.000 euros, aunque no es nada especial. «Pensamos hacer lo mismo que hacemos siempre que podemos: Nos vamos a ir de vacaciones a Gran Canaria», concluían ambos.

«Esto compensa todo el dinero gastado en décimos»

«¡Me ha tocado un décimo!». Todavía le costaba creerlo, pero Mar Fernández, dueña del bar Demetrio, de A Fonsagrada, era una de las agraciadas. «Ha sido un regalo de unos amigos. Nosotros les dimos a ellos un número y ellos nos devolvieron otro. Lo típico», resumía la hostelera.

Todavía no sabe qué hará con el premio, ya que «no me ha dado tiempo ni de pensarlo». A diferencia de otros vecinos, que se enteraron por alguna llamada o aviso, ella estaba viendo el sorteo este viernes. «Cuando vi que salió el gordo, me dio por mirar mis décimos, que los tenía encima de la mesa. ¡Y allí estaba! No me lo creía, pero era verdad», cuenta la fonsagradina. «Solemos comprar bastante lotería cada Navidad, pero lo cierto es que ahora queda compensado todo el gasto», bromeaba la hostelera.

Estas fechas van a ser todavía más especiales para ella y su familia. «Seguro que tenemos algo que celebrar, pero más allá, ya no puedo decir qué haremos», reconocía. No tardó en compartir la alegría: «¡Llamé a mi madre y a mis amigos en cuanto lo supimos!».

La difícil elección de los premiados: ¿Invertir, emigrar o ahorrar?

Nadie se podría atrever a calificar de nada menos que una bendición a que te toque el gordo de la lotería de Navidad. Sin embargo, el historial de premiados en la provincia de Lugo y su entorno evidencia unos riesgos que podrían hacer del boleto del 05490 un regalo envenenado.

En el año 2017, el gordo dejó 520 millones de euros en dos administraciones de Vilalba. Allí, el premio supuso una alegría inmensa para los vecinos de una zona rural y «olvidada», como ha ocurrido con A Fonsagrada. Cinco años después, los efectos del premio millonario no se notan demasiado en la comarca. «Daquela, empezaron a verse cochazos en zonas rurais. Algún ata quixo meter un deportivo nunha finca na que un coche así non tiña sentido. Foron poucos, pero algún dos premiados toleou», comentaba este viernes un vecino de la zona.

Y lo cierto es que, el propio día del sorteo, un concesionario del municipio ya vendió varios coches totalmente nuevos. Aunque, eso sí, la mayoría de los agraciados supieron gestionar mejor sus ahorros. Muchos de ellos eran funcionarios de un centro educativo cercano, quienes mantuvieron su puesto de trabajo y no se lanzaron al mundo del lujo o del despilfarro.

Un pueblo abandonado

Un caso más negativo fue el sucedido en San Antolín de Ibias, una pequeña localidad de Asturias, a pocos kilómetros de A Fonsagrada. Allí, en el año 1993, cayó el primer premio del Sorteo del Niño. Unos 50 millones de pesetas fueron a parar a un bar de este núcleo rural.

Los vecinos recibieron el dinero con gran alegría, pero el sorteo no le deparó nada bueno a Ibias. La localidad, agraciada con el primer premio, se llevó también un mal de ojo en forma de emigración. Muchos de los premiados eran hombres y mujeres jóvenes, que decidieron emprender la marcha a núcleos de mayor población, como Oviedo, en busca de un futuro más próspero. En Ibias, no había oportunidad de crecer y ese dinero les dio alas para irse. Está por ver qué ocurrirá en A Fonsagrada.