Una joven farmacéutica dirige una cantera en A Fonsagrada

M. Fernández / X. Carreira A FONSAGRADA / LA VOZ

A FONSAGRADA

Manuel

Seila Álvarez recorre todos los fines de semana más de 1.000 kilómetros para seguir con la explotación que puso en marcha su padre

16 dic 2018 . Actualizado a las 21:33 h.

Por la semana trabaja como farmacéutica en el laboratorio de una empresa de Madrid desarrollando cosméticos. Los viernes inicia un viaje de fin de semana, de más de mil kilómetros, para encargarse de la gestión de la Canteira Ferradal, situada en un monte de Proba de Burón, a unos veinte kilómetros de A Fonsagrada. Esta es una parte de la vida de Seila Álvarez que, a sus 30 años, asumió la gestión de la explotación de piedra natural que puso en marcha su padre, Herminio Álvarez Saavedra, un activo empresario fonsagradino, que falleció al inicio de la primavera de este año, a los 59 años.

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De la cantera de Seila salen unas piezas irregulares de tamaños variados de cuarcita dorada que, para lucir sus bellezas, no precisan de ninguno de los cosméticos que la joven fonsagradina prepara en su laboratorio. Esas piedras son el «oro» del monte de Ferradal que acaban distribuido en obras de diferentes lugares de España y, si los proyectos se cumplen, pronto llegarán a otras ciudades europeas porque la empresa planea la exportación.

Manuel

Seila dice estar ilusionada con su cometido, a pesar del gran esfuerzo que supone arrancar el viernes por la tarde de Madrid para A Fonsagrada; el sábado coger el todo terreno y dedicarse a la cantera y el domingo regresar con su pareja de nuevo a Madrid para estar antes de las seis de la mañana del lunes. Ese tute es prácticamente todos los fines de semana. «Aguanto porque teño 30 anos e porque resúltame ilusionante continuar con algo que tanto esforzo e tempo lle supuxo aos meus pais. O proxecto é de miña nai, Ana Álvarez e meu pai Herminio, queloitou por facelo realidade desde os 45 anos. Tiña cerca de 59 cando faleceu e eu quero continuar coa súa iniciativa asumindo o seu posto», contó la joven. Recordó que tenía la vida montada en Madrid, pero esa vida que da tantas vueltas, le hizo dar un giro muy destacado. «Foi inicialmente un choque porque, aínda estando moi familiarizada coa canteira, é un mundo que non coñezo. Entón non queda máis remedio que formarme ao máximo para asumir a xestión», recordó. Los resultados están siendo muy alentadores. Hay demanda de la piedra cuarcita para todo tipo de obras, especialmente para colocar en paseos y en fachadas.