Un perro recorre casi 60 kilómetros para volver a su casa en A Fonsagrada

Laura López / Manuel LUGO / LA VOZ

A FONSAGRADA

El can se le escapó a su familia adoptiva en Outeiro de Rei y corrió unas 10 horas

06 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Si el perro Goofy hablara, podría contarnos cómo consiguió recorrer en unas 10 horas los cerca de 60 kilómetros aproximadamente que separan los municipios lucenses de Outeiro de Rei -donde fue adoptado por una familia- y A Fonsagrada -su casa natal, adonde volvió no se sabe cómo-. Podría contarnos cómo logró orientarse entre monte y carreteras y, sobre todo, por qué lo hizo. La historia de este perro es el reflejo de la fidelidad y, escuchando el relato de su dueño, Luis Javier López, parece que ya estaba escrita.

Goofy, un cruce de pastor alemán y border collie, nació en la casa de Touzón, A Airexa, en la parroquia fonsagradina de Piñeira. Su dueño, un gran amante de los animales, decidió regalarlo porque ya tiene muchos perros. Primero se lo dio a un vecino que vive a 3 kilómetros, pero regresó a los 15 días: «O home tratábao moi ben, ata lle daba turrón, pero nin con iso quedou». Volvió a intentarlo poniendo un anuncio y decidió dárselo a un hombre de Castelo (Outeiro de Rei): «Tiña claro que non o ía dar para estar nun piso porque este can está afeito a andar co gando e manéxao moi ben».

Así que llegaron a un acuerdo y los nuevos dueños de Goofy, que ya tiene 4 años, viajaron hasta A Fonsagrada para llevárselo. Fue un sábado, pero a los cuatro días Luis recibió una llamada del nuevo dueño diciendo que se les había escapado: «Eu sabía que o can íame buscar porque sempre me seguía a todas partes, pero parecíame imposible que o conseguise, ¡son sesenta quilómetros!». Esto fue por la tarde, y a las tres de la madrugada Luis se despertó con los ladridos del perro, «parecíame imposible, pero antes das sete da mañá oíno petar na porta e era el», relata aún emocionado y casi sin creérselo: «Levei moita alegría e sorpresa, este can gañou o sitio, xa non o podo dar».

Ahora Goofy está feliz, después de pasar dos días enfermo porque llegó con heridas en las piernas. «O señor de Outeiro de Rei era boa xente, ata volveu aquí para devolverme os papeis do can. Goofy viuno e saudouno, pero de seguida volveu para a cuadra co gando», señala Luis.

Pero esta fidelidad le viene de familia, de su padre, que también nació en la casa de Touzón. Luis se lo había dado a un vecino de Sarria y se escapó, así que viajó a la zona para ayudar en su búsqueda, sin éxito. Pero por el camino hizo una parada en Láncara porque tiene un familiar y sobre un muro dejó olvidada la chaqueta. Junto a ella apareció horas después el perro.