Han pasado ocho años para la apertura del nuevo auditorio lucense, que parece que ahora va. Han sido años de discusiones, entre disputas y zancadillas de la Xunta de Galicia, como si los lucenses no fuésemos gallegos a los que hay que atender, y la tranquilidad con falsa apariencia del Concello, el déjà voir, a ver qué pasa, acompañado de alguna arremetida porque aquí la política no se entiende como servicio, sino como una lucha en la que los espectadores y sufridores somos los ciudadanos.
Ahora ha surgido otro frente de confrontación aunque a los ciudadanos se nos quiere dar un papel participativo, dando nuestro voto al candidato que dé nombre a la tan esperada obra. De momento se barajan cuatro nombres: Darío Xohán Cabana, querido compañero de largas fumadas en pipa; Maruja Mallo, nacida en Burela
aunque trasladada a Viveiro a los pocos días, de ahí que se la considere como una viveiriense más; Maruja Villanueva, cantante y actriz a quien
recuerdo como guía y cuidadora de la Casa da Matanza, de Rosalía de Castro en Padrón, y Fuxan os Ventos, el grupo lucense, de sobra conocido, que junto a Andrés do Barro colocaron en su momento a la música gallega en los primeros puestos de las listas musicales.
Pues sobre nuestras preferencias parece que quieren que nos manifestemos votando y que sea lo que el pueblo quiere. Yo, si les digo lo que pienso, votaría por los cuatro pues todos me parecen personajes merecedores de dar nombre a nuestro nuevo auditorio. Sea lo que sea, una recomendación a nuestras autoridades: sitúen en un lugar bien visible una figa, para eliminar el mal de ojo porque, de lo que no hay duda es de que el auditorio está gafado.