Agustín Merino, catedrático de Edafoloxía e Química Agrícola de la USC: «Hay países que conviven con los terremotos, y Galicia debería saber convivir con los incendios»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

LUGO

Merino cree imprescindible más formación de la población ante los incendios.
Merino cree imprescindible más formación de la población ante los incendios. ALBERTO LÓPEZ

Un equipo del Campus Terra explica dentro del proyecto Plantando cara ao lume medidas de prevención a agentes forestales, dueños de monte y escolares

02 jun 2023 . Actualizado a las 18:08 h.

Los incendios en Galicia son un problema que se repite prácticamente año tras año desde hace décadas, con las consecuencias de daños al medio ambiente y a la economía. Agustín Merino, catedrático del Departamento de Edafoloxía e Química Agrícola de la Universidade de Santiago (USC) y docente del campus de Lugo, afirma que se da una situación paradójica: ha aumentado la dotación de los medios de extinción (que en Galicia son buenos, recalca), pero también el número de incendios«Hay un gran número de incendios grandes», admite.

Para Merino, el problema de los incendios es una cuestión de amplio alcance social, no algo que solo incumbe a los propietarios de montes y al personal que trabaja en la extinción. Pero frente a esa repercusión encuentra un aspecto que no deja de considerar como sorprendente, la falta de preparación de la sociedad ante un fenómeno que se da desde hace años. Lo expone así: «En Japón, donde hay terremotos, la población está formada. Aquí no tenemos terremotos; tenemos incendios que, como se ha visto en Portugal, son un grave problema para la población».

Tras el diagnóstico viene el posible tratamiento. Este profesor del campus de Lugo opina que Galicia debería tener un plan de formación para la población. «Hay países que conviven con los terremotos, y Galicia debería saber convivir con los incendios», explica. El tratamiento, aunque no se aplique de manera generalizada, sí está en marcha, ya que él forma parte de un equipo del Campus Terra que ofrece explicaciones a propietarios de montes, a agentes forestales y a estudiantes. La iniciativa, que nace de un proyecto de investigación iniciado hace años, se llama «Plantando cara ao lume».

Uno de los aspectos destacados es que la actividad se dirige directamente a la población, ya que se celebraron, por ejemplo, jornadas de sensibilización y de divulgación en centros educativos de distintas zonas de Galicia y rutas por la Serra do Courel y por O Xurés, dos zonas afectadas por incendios en años pasados.

Consejos

Tanto las enseñanzas como los criterios que Merino considera necesarios se exponen para toda la población en general. El primero es que si un incendio se origina cerca de una casa, «hay que actuar para que no se acerque a la vivienda». El segundo es que un monte debe estar lo más limpio posible para que la carga de biomasa sea menor, con lo que una posible combustión adquirirá menos proporciones.

El tercero es que un monte debe tener la mayor variedad posible de especies. «A mayor variedad de especies, menor velocidad del incendio», destaca Merino. La cuarta está relacionada con la anterior y apunta a la necesidad de darle rendimiento al terreno: un monte abandonado está expuesto a una mayor probabilidad de sufrir un incendio, por lo que ensayar plantaciones y cultivos es una opción interesante.

La reducción de la biomasa es posible acudiendo a la Administración. Un propietario forestal puede dirigirse a la Xunta para la realización de una quema prescrita. Un pequeño fuego en un monte puede resultar útil, explica este investigador de la USC, en una determinada época del año para reducir la carga de masa combustible, pero hay que evitar períodos de sequía larga y de temperaturas altas para no dañar el suelo.

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