De casa en ruinas a «residencia» sin luz ni cobertura para creadores internacionales en Antas de Ulla

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

LUGO

Los artistas durante la residencia que tuvo lugar en agosto, en el exterior de la casa
Los artistas durante la residencia que tuvo lugar en agosto, en el exterior de la casa CEDIDA

Un grupo de artistas locales recuperaron solo los espacios naturales, como la huerta o el entorno

28 sep 2022 . Actualizado a las 21:49 h.

Por el rural de Lugo se esconden cientos de casas en ruinas cada vez más ocultas por la maleza. Rehabilitarlas para ser habitadas parece la única manera de que tengan una segunda vida. Pero no lo es. Así lo demuestra un grupo de artistas y figuras de la cultura de Antas de Ulla. Acaban de crear A Casa das Augas, una vivienda recuperada como residencia artística. Eso sí, no se puede residir. El espacio no está rehabilitado sino simplemente limpio de maleza para que sea el entorno natural el que inspire a los artistas. Ya son varios los que se trasladaron hasta Lugo para elaborar sus proyectos.

Esta casa única se encuentra en Castro de Amarante, próximo al abandonado balneario de Fábregas. Se encuentra totalmente rodeada de naturaleza, que ya había tapado una gran parte de la construcción. Braulio Vilariño, Xabier Meilán, Laura Halçague y Raquel Paio, los promotores de la iniciativa, se hicieron con la vivienda, la limpiaron y quitaron los escombros no para que pudiera ser habitable pero sí para ser un espacio en el que pasar los días. No hay ni habitaciones, ni muebles, ni luz o agua. Lo que recuperaron fueron las partes abiertas, la huerta, la era, y el entorno. «É un espazo natural á beira do Ulla no que difundir arte na natureza», explica Braulio Vilariño, uno de los motores culturales de la comarca de A Ulloa. Ubicarse cerca del río no es casualidad, como indica su nombre. A Casa das Augas quiere dar importancia a los elementos más vitales para favorecer la creación. De hecho, tampoco hay Internet ni apenas cobertura.

El nuevo espacio se ofrece como residencia artística. Desde su estreno en agosto, ya fueron cuatro los creadores que se trasladaron hasta Lugo para aprovechar la naturaleza de Antas.

La era y la huera de la casas recuperada, donde trabajan los creadores
La era y la huera de la casas recuperada, donde trabajan los creadores

Cuatro artistas

El primero de ellos fue el catalán Oriol Morales i Pujolar, actor, dramaturgo y director de espectáculos de creación propia. Residió durante dos semanas en A Casa das Augas para escribir la historia de un pueblo ficticio situado en la comarca de A Ulloa, todo a través de sus muertos.

Después del artista catalán, asistieron a la residencia Nolwnn Guiziou y Javier Alba, de la Bretaña francesa. La primera e suna realizadora y artista que rodó en la casa de Antas una pieza audiovisual que actualmente se encuentra en fase de posproducción en tierras bretonas. La particularidad de grabar en A Ulloa se suma además a que empleó un prototipo de cámara 3D diseñada y fabricada en exclusiva para ella, hecha por uno de los referentes mundo de la estereoscopia.

Javier Alba es un arquitecto especializado en bioconstrucción, permacultura y carpintería orgánica que ofreció su colaboración para seguir avanzando en el diseño y los espacios de la casa de Antas. Pese a ser artistas de ramas dispares, la residencia artística también tiene el objetivo de compartir ideas y sinergias.

A Casa das Augas está siendo un espacio físico de creación pero también material artístico. Este mes de septiembre realizó la residencia Jesús Otero Seoane, que está realizando un proyecto sonoro sobre el río Ulla. El artista encontró en la casa el lugar idóneo para construir una inmersión sonora en la particularidad del río Ulla en el tramo que discurre por la comarca lucense. «Pretendo aproximar un coñecemento ás pequenas realidades mediante a recollida da paisaxe sonora do río na comarca da Ulloa», explica. Para este creador, el paisaje sonoro es un elemento diferenciador y característico de un lugar.

Todos estos proyectos, pese a ser diferentes, tuvieron su cabida en A Casa das Augas con una fructífera residencia. «Hai artistas buscando a paz e o contacto coa natureza para facer os seus proxectos», explica Vilariño. Para los cuatro ulloanos esta iniciativa fue una manera de recuperar un espacio abandonado, aunque les gustaría que también lo hicieran con el balneario de Frádegas, al mismo tiempo que dinamizaba la comarca con cultura.