Carlos Cabezas, exjugador y embajador del Unicaja : «El Pazo es uno de los pabellones que más aprieta; se respira baloncesto»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

LUGO

cedida

Campeón del Mundo con la selección española en el año 2006, valora la temporada de su equipo negativamente: «Ha sido decepcionante, va a haber una reconstrucción total»

14 may 2022 . Actualizado a las 22:55 h.

Para Carlos Cabezas (Málaga, 1980), el Unicaja no es un club: es su hogar. Tras once años en el equipo, del 1998 al 2009, regresó en el 2021 para retirarse allí. Campeón del Mundo con la Generación de Oro de los Pau Gasol y compañía en Japón en el año 2006, el fantástico base andaluz es ahora embajador del club de su vida, el Unicaja. Mañana, a las 18.00 horas, cerrarán una temporada decepcionante en el Pazo ante el Breogán. Un equipo que, contra todas las expectativas del principio de la campaña, terminará el curso por encima de los malagueños.

—¿Qué recuerdos tiene de jugar en Lugo?

—Miro atrás y veo a Charlie Bell o a Pete Mickeal. El Pazo siempre ha sido una caldera y el Breogán, siempre que ha estado en ACB, ha tenido unos jugadores fantásticos. Me alegré mucho hace dos temporadas cuando ascendieron. Tengo muchos amigos en Lugo y me gusta venir todo lo que puedo.

—¿Qué le parece la temporada de los celestes?

—Estupenda, sobre todo la primera vuelta. Cuando jugaban en casa, aún más. El Pazo es uno de los pabellones que más aprieta de toda la liga, y en Lugo se respira baloncesto en cada calle. Al final han tenido muchas lesiones y han llegado algo justos al último tramo, pero el año al completo es de sobresaliente.

—Dos de las claves han sido Dzanan Musa y Veljko Mrsic, al que conoce muy bien.

—Con Veljko pasé unos años muy buenos en Unicaja, sí. Era un gran jugador y es un gran entrenador. Eso sí, todavía no me ha ganado en un uno contra uno [ríe]. Fue una gran incorporación para el equipo y se ve que ha funcionado. Además, aporta mucha mano izquierda con los jugadores balcánicos, y se ha visto en el caso de Musa. Es un jugador al que ya se le veía que tenía algo especial, pero que no había terminado de explotar en sus anteriores equipos. Fue llegar a Lugo y dominar la liga. Se ha echado al equipo a la espalda y se ha ganado el cariño de la afición merecidamente, y eso es muy importante. Desde fuera se ve que el Breo es una piña y que están muy unidos con la afición.

«Va a haber una reconstrucción total. En la plantilla seguro, y en el cuerpo técnico puede que también»

—La temporada de Unicaja no ha sido tan buena.

—Está claro que no. No estoy diciendo ninguna novedad. Berni [Rodríguez, también exjugador y ahora embajador del club] y yo cogimos una herencia complicada. La construcción de la plantilla no era buena esta temporada, y eso que los jugadores, uno por uno, tienen muchísimo talento. Pero no es lo que deberíamos buscar. Va a haber una reconstrucción total. En la plantilla seguro, y en el cuerpo técnico puede que también. Vamos a dejar que terminen los contratos de los que les toque y luego, ya veremos. Tenemos que aspirar a ser el mejor Unicaja posible.

—Usted conoce hasta dónde puede llegar este club mejor que nadie. Fue miembro del mejor Unicaja de la historia a principios de los 2000.

—Estoy orgulloso de haber formado parte de aquel equipo y también de la selección española. Fue una época de triunfos, y sobre todo de competitividad, porque siempre peleábamos por todo. Lo recordaré siempre.

—La liga ha cambiado mucho desde entonces.

—Cierto. Ahora, los juzgadores no se centran tanto en el talento puro y trabajan mucho más su físico. Los jugadores son más fuertes, más rápidos, se lesionan menos y juegan más años a un gran nivel.

—Usted tuvo una carrera de más de dos décadas. 

—Tuve mucha suerte con las lesiones. Nunca tuve que pasar por el quirófano hasta mi última temporada. Además, me cuidé mucho. Me tomé muy en serio mi alimentación, mis estiramientos, mi cuidado físico...