Una familia de Ucrania conoce a los médicos de Lugo que pagarán su estancia: «Lo agradecemos con el alma»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

LUGO

Una ucraniana residente en Lugo ayudó a huir de la guerra a una amiga de su infancia y a nueve familiares. Ahora, sanitarios sufragarán sus gastos aunque los refugiados quieren trabajar

07 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadiya abandonó Ucrania hace más de 20 años y terminó instalándose en Lugo. Con el paso del tiempo, perdió el contacto con los amigos de su país natal. Pero a finales del 2021, sus conocidos del colegio volvieron a hablar para organizar un reencuentro. Dos meses después, estalló la guerra. Por casualidad, el reciente contacto hizo que una de las amigas de la infancia de Nadiya recurriese a ella para poder salir de Ucrania. Treinta años después de verse por última vez, la ucraniana afincada en Lugo y Galina se reencontraron, por suerte, aunque en la peor de las situaciones. Galina huyó de Járkov con nueve familiares más, llegó a Lugo hace dos semanas y ayer pudo conocer a los lucenses que van a sufragar sus gastos mientas no puedan volver a Ucrania.

Se trata de un grupo de médicos que, a través de Nadiya, conocieron la situación de la familia de Galina. «Recibí solo tres llamadas de mi amiga, la primera algo animada, la segunda afectada y la última, destrozada. Yo tampoco podía parar de llorar», recuerda Nadiya. La ciudad de Járkov fue una de las primeras que sufrió los ataques rusos, por lo que la familia de Galina decidió abandonarla en los primeros días de conflicto. En total son diez personas, Galina y su marido, que tiene 63 años y por lo tanto pudo salir del país; sus dos nueras con sus hijos y una de sus madres, que dejaron atrás a sus maridos; la hermana de Galina y su nieto y, además, una joven ucraniana que se separó de su familia y decidió llenar el último hueco que quedaba en el coche. «Pudieron salir de Ucrania en sus coches particulares y vinieron a Lugo porque soy la única persona que conocen fuera de su país. Se hospedaron en hoteles de camino y se quedaron sin dinero», cuenta Nadiya, traduciendo a la familia. Al llegar a Lugo, a través de la asociación Accem, se hospedaron en el hotel Mercure de manera gratuita, pero los días pasan y necesitan encontrar recursos para llevar una vida normal.

Ahí es donde un médico del HULA se puso en contacto con Nadiya para poder mantener a la familia. «No se trata de dar una donación puntual por un arrebato sino de solucionar un problema», recalca. Por tanto, decidió abrir una cuenta bancaria para que los sanitarios que lo deseasen pudieran hacer aportaciones mensuales y así pagar un piso, la ropa y la manutención de la familia durante su estancia en Lugo. «Es algo que cualquier gran empresa con mucho personal puede hacer», destacó el médico. Los diez miembros de la familia pudieron poner cara ayer por primera vez a los profesionales del HULA que les ayudarán a recuperar parte de su vida. Todos, emocionados, expresaron a través de una carta traducida del ucraniano al español su inmenso agradecimiento. La leyó Galina, que dio gracias desde «lo más profundo de sus almas», y Veronica, de 14 años, agradeció en inglés todo el «amor» recibido.

«Queremos trabajar, podemos hacerlo en tareas domésticas»

Los diez miembros de la familia de Galina «se sienten mal por estar tan bien». Acarrean lo vivido en la semana de guerra en Járkov — «el niño de ocho años se sigue asustando con los ruidos de los camiones de basura por las noches» — y a todos los que dejaron atrás. Como cuenta la joven de 14 años, que habla constantemente con sus amigas que se quedaron en Ucrania: «No son solo los bombardeos, están conviviendo con tropas rusas que solo siembran terror». Además, los más pequeños llegaron a Lugo con virus estomacales por la poca comida a la que tuvieron acceso. Sin embargo, están muy bien. En el hotel tienen todas las facilidades y se sienten arropados por Nadiya y muchos lucenses. El problema es el tiempo libre. «Están deseando volver ya a su país». Por eso y porque apenas les quedan recursos, las mujeres de la familia están deseando trabajar. «Se ofrecen para tareas domésticas donde el idioma no sea un impedimento». Recuerdan, además, que ya tienen los papeles en regla.

«Me dejé de hablar con amigos rusos porque no creen lo que está pasando»

Járkov y Mariúpol, por ser dos ciudades próximas a Rusia, convivían con las tensiones con el país vecino. Aunque no les pilló del todo por sorpresa, pensaban que esta vez sería un conflicto menor como el del 2014. Desde que comenzó la invasión, los ucranianos ahora residentes en Lugo afirman que perdieron relación con amigos rusos porque «no nos creen» y defienden «que Rusia está liberando a Ucrania».