Con respecto a su situación familiar, afirma que han pedido la nacionalidad española para su hija Aleksandra. Es un último intento para no ser expulsados de vuelta a un país sobre el que, ahora mismo, el mundo tiene sus ojos puestos.
ANDRÉ S. ZAPATA
En abril del 2014, Rusia invadió Ucrania. Fue la gota que colmó el vaso de una relación que pendía de un hilo desde hacía tiempo, entre dos países que nunca habían terminado de limar las asperezas que los enfrentaban desde la caída del Telón de Acero. El Euromaidán, las protestas prorrusas, la anexión del Donbás y de la península de Crimea y la represión del gigante euroasiático en la zona de conflicto se sucedieron a una velocidad vertiginosa, cogiendo por el camino a miles de familias que residían en el este del país. Este fue el caso de Oleksandr, Olga y Aleksandra Kostenko, una familia que se agarra al excepcional talento atlético de la primogénita para obtener un asilo político que cada vez ven más lejano.
Seguir leyendo