La pobreza tiene un nuevo perfil en Lugo: desde menores a familias enteras y jóvenes formados

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

LUGO

Óscar Cela

En enero, Cruz Roja atendió a 104 personas; dos hombres duermen en las calles de la ciudad porque no admiten mascotas en el Fogar do Transeúnte: «Prefiero quedarme con él en la calle», sostienen

05 feb 2022 . Actualizado a las 14:19 h.

Pensamos que el frío afecta, sobre todo, a aquellas personas que no tienen una casa en la que refugiarse. Estigmatizamos a la gente que vive en la calle, creyendo que es porque de alguna forma, se lo han buscado. Prejuzgamos a aquellos que acuden a los comedores sociales o a los albergues municipales en busca de un plato caliente de comida o de una cama en la que pasar la noche. Todo, por desconocimiento y prejuicios. «Nadie quiere estar en la calle porque sí», dice convencida Patricia Castiñeira, una educadora social al frente de un equipo de seis voluntarios —que incluyen a una terapeuta ocupacional, a otra educadora social, trabajadora social, psicólogo y enfermera— de Cruz Roja en Lugo, que trabajan con las personas sin hogar de la ciudad, intentando dignificar su vida y solventar situaciones difíciles con la mayor brevedad posible.

situación

Una situación difícil. Patricia Castiñeira, al frente de un proyecto de atención integral a personas sin hogar, habla de la cruda realidad: «Nosotros no intervenimos de diferente forma con estas heladas. Consideramos que una persona en calle está casi igual en invierno que en verano». El trabajo de estos seis voluntarios se desarrolla en la calle y en todas las estaciones del año y ellos coinciden al sentenciar: «Es muy fácil llegar a una situación sin hogar».

Ayuda

Los recursos. En Cruz Roja realizan dos salidas de las unidades de emergencia social a la semana: los martes tarde-noche y jueves por la mañana, para realizar una primera detección de personas que duermen en la calle, «porque nos han avisado o los tenemos localizado. Les insistimos en que tengan cuidado y en que hay recursos. En el caso de que se agoten, hay alternativas».. El equipo de Cruz Roja facilita sacos de dormir y hasta les hacen la cama cuando ellos no se encuentran en condiciones. «Los orientamos y les pedimos que vigilen su estado de salud... En estas circunstancias se quedan dormidos y tampoco se dan cuenta de hasta qué punto están mal».

respuesta

Distintos perfiles. «Hay gente que no quiere utilizar los recursos, pero la mayoría sí. Trabajamos con distintos perfiles, que han cambiado en los últimos años», cuentan desde Cruz Roja. El equipo no solo ayuda a las personas que están en la calle, también a aquellas que viven hacinadas, en condiciones insalubres o en casas okupadas. «Si alguien se aferra a estar en la calle es porque hay muchos acontecimientos agobiantes y frustrantes que los llevan a autoconvencerse de que esa es su mejor opción», añaden. Sin embargo, muchos de los mal llamados indigentes tienen problemas de salud mental, por lo que Cruz Roja también tiene un convenio con Alume. Explica el psicólogo de la entidad que «ahora está muy de moda el tema salud mental, pero nosotros llevamos mucho tiempo trabajándola porque un gran porcentaje de personas sin hogar padece algún tipo de enfermedad mental. Trabajar con ellos este aspecto es fundamental para que su situación mejore».

enero

104 intervenciones. En solo un mes, el equipo de Cruz Roja ha atendido a 104 personas. Algunas de ellas malvivían en casas abandonadas, otras estaban en viviendas con condiciones insalubres e incluso las había que permanecían en hostales. «Cuatro estaban en la calle y tres, tienen problemas de salud mental», precisa Castiñeira. El año pasado, Cruz Roja atendió a 273 personas distintas. «Enero es un mes difícil porque el dinero se acaba, cambian las prestaciones... en febrero, suele haber menos intervenciones», sentencia esta educadora social.

funcionamiento

Fogar do Transeúnte. El albergue municipal tiene capacidad para más de 30 personas. En Navidad y según el Concello de Lugo, es cuando tuvo la máxima ocupación con 22 usuarios. De media, cada día duermen entre 12 y 13. El Fogar tiene convenio con Cruz Roja y si el establecimiento se llena, hay un hostal que permite a quien lo necesite dormir bajo techo. Hay además un piso con tres plazas, que es «de transición» para personas que están en vías de encontrar trabajo y normalizar su situación. «Nosotros hacemos una mediación con la trabajadora social. Todas las personas pueden ir 3 veces al mes al Fogar sin hacer ninguna solicitud, pero si necesitan hacer una prórroga, tienen que hablar con ella, explica Patricia.

«Con mi perro no puedo dormir en ningún sitio; prefiero quedarme con él en la calle»

Desde hace semanas, deambulan por las calles de la ciudad acompañados de sus perros. Su situación se complica aún más con la presencia de los canes, ya que no pueden pernoctar en lugares como el Fogar do Transeúnte y para hacerlo en algunos hostales, deben pagar un extra que no tienen. Se trata de dos hombres cuya conexión es que ambos comparten su vida con sus canes y son, en definitiva, inseparables.

Uno de ellos frecuenta las calles del centro y recibe una pequeña prestación. Sin embargo, busca alquilar una casa o una habitación compartida con el único requisito de ir acompañado de su fiel amigo. Por el momento no ha tenido suerte.

En la Avenida da Coruña duermen y malviven Gerardo, un joven alemán que trabajó como temporero por toda España y que ahora no ha encontrado más alternativa que la calle, junto con su perra, Lisa Simpson, a la que encontró atada a un pozo en Zamora: «Estaba llorando, atada a un árbol, no tenía fuerzas ni para levantarse», sostiene mientras da de comer a su inseparable compañera. Ahora, busca trabajo: «Acepto cualquier cosa».

El PP pide «sensibilidade»

Desde el Partido Popular piden que se permita la entrada de perros en el Fogar do Transeúnte, habilitando un espacio especial para que no puedan interferir en la convivencia de los demás usuarios. Macamen López reclama «unha maior sensibilidade» para casos como los de estos dos hombres y para todas las personas en situación de calle. El PP exige una solución inmediata y abre la puerta a que se reactive la oficina municipal de voluntariado para que pueda haber acogidas de mascotas.

«Llegan personas que han sido despedidas tras una vida entera de trabajo»

El perfil de la persona sin hogar en la ciudad de Lugo ha mudado en los últimos años. Tal y como constatan en Cruz Roja, ahora atienden a jóvenes formados, que han pasado por la universidad y que una serie de fatales circunstancias hacen que pierdan el trabajo. «Cuando se ven desesperados, piden ayuda», explican.

«Son sobre todo hombres, pero el perfil es cada vez más disperso. Empezamos a notarlo en la crisis del 2010. De repente, aparecieron personas con estudios, que habían perdido su trabajo después de una vida entera... Además, hay muchos niños recién salidos de centros de menores en una situación horrible porque viven en casas abandonadas. Lo más difícil es encontrarlos», constata Patricia Castiñeira. También perciben que ahora, en ocasiones, hay familias enteras que se ven obligadas a pedir ayuda. Cuando hay menores de por medio, la situación se complica: «No podemos hacer la vista gorda, tenemos que avisar a servicios sociales, esto no quiere decir que se le quiten los niños a nadie. Ese es otro mito», explica Patricia.

Sin embargo, si antes el 90 % de personas sin hogar eran hombres, esto se ha revertido ligeramente. Son de mediana edad, con entre 40 y 50 años, y cada vez más jóvenes. «Es gente con más formación que a priori, parece más fácil de emplear, pero a la larga es más difícil por la propia edad o porque están encasillados en un sector concreto», explican desde Cruz Roja. Como contrapunto, este nuevo «perfil» tiene más habilidades sociales, por lo que es un campo que no tienen que trabajar concienzudamente desde la entidad, a la contra de lo que ocurre en muchas situaciones. Por otra parte, cada vez son más las personas que han llegado a España con protección internacional y que luego ven cómo les deniegan el permiso y acaban en una situación irregular.

Estigmas

Muchas veces, los estigmas obligan al equipo de Cruz Roja a acompañar a sus usuarios hasta los centros de salud e incluso a sus nuevas casas. Sin embargo, en el centro también cuentan con una enfermera e incluso ofrecen test de antígenos para evitar que personas contagiadas puedan entrar al Fogar do Transeúnte y ocasionar algún brote de coronavirus.