El pasado día 19 acudí a Urgencias del Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA) con un fuerte dolor en el pecho y mal estado general. Me diagnosticaron un infarto y a partir de ese momento fui consciente de que mi vida podía correr peligro y que yo no podía hacer otra cosa más que confiar en los profesionales que tenía a mi alrededor.
Durante el ingreso hospitalario, primero en la uci de Hemodinámica, después en la planta de Cardiología y posteriormente en el Servicio de Rehabilitación Cardíaca, comprobé que detrás de cada uno de los profesionales que integran el servicio (médicos, enfermeras, auxiliares...), existía un grupo humano, nunca mejor dicho. Ellos supieron ganarse mi confianza rápidamente. Estuvieron ahí para cuidarme, pero al mismo tiempo me brindaron su apoyo, la calidez de sus palabras y su amabilidad. Casi sin darme cuenta les estaba contando mi vida con la misma familiaridad que me transmitían.
Dicen que la gratitud es la memoria del corazón y gracias a todos vosotros, el mío sigue funcionando. Por todo el cariño recibido, por la gran profesionalidad de todo el servicio, médicos, enfermeras y auxiliares: muchas gracias de corazón.