«Nunha explotación avícola temos unha inspección cada dous meses»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

LUGO

Juan Serrano tiene una explotación en Portomarín y otra en Lugo
Juan Serrano tiene una explotación en Portomarín y otra en Lugo ÓSCAR CELA

Juan Serrano, empresario de Portomarín, dice que los rigurosos controles dejan en evidencia al ministro Garzón

14 ene 2022 . Actualizado a las 11:36 h.

Gestionar una explotación de animales supone, entre otros aspectos, estar pendiente de revisiones, inspecciones y análisis. Un caso como el de Juan Serrano, titular de sendas explotaciones de pollos en Portomarín y en Lugo, explica esa situación. «Nunha explotación avícola temos practicamente unha inspección cada dous meses», dice. La polémica sobre el bienestar de los animales en las explotaciones a raíz de unas declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, encuentra réplica en criadores como Serrano, basándose en el rigor de los controles que pasan.

Una de sus explotaciones tiene 200.000 aves y está situada en el municipio de Portomarín; la otra, con 80.000, está en el de Lugo. La función de todas las inspecciones y revisiones a las que sus instalaciones se someten a lo largo del año va dirigida al mismo objetivo: «Ou a carne é de calidade ou non vale», explica.

 Supervisión

Control en el matadero y en la granja.

Tanto en el matadero al que van los pollos como en las instalaciones se lleva un registro. Así no solo se sabe a qué matadero van, sino también la fecha en que fueron sacrificados o la incubadora de la que procedían cuando llegaron a la explotación. Cada matadero tiene su personal técnico para supervisar esas cuestiones, que también son controladas en las inspecciones de la Xunta.

 Un avicultor como Juan Serrano explica que cualquier persona que compre un pollo en un supermercado puede conocer una serie de datos sobre el animal, y agrega que es una garantía para el consumidor.

 Medidas ambientales

Amplias exigencias.

Una explotación avícola con más de 80.000 ejemplares debe cumplir una serie de exigencias, recogidas en un documento denominado Autorización Ambiental Integrada, que se tramita ante la Xunta. Cuestiones tan variadas como la recogida de aguas, el reciclaje de residuos, el destino que se da al material sanitario empleado en las instalaciones o el control de las emisiones de dióxido de carbono están previstas en la declaración.

 La Autorización Ambiental Integrada es una exigencia para actividades de distintos sectores: la industria agroalimentaria es una de las incluidas en su cumplimiento, pero también la textil, la del cuero, la química o la de conservación de la madera.

Vigilancia

Visitas frecuentes y gestión de una empresa.

Las revisiones son frecuentes. Serrano explica, por ejemplo, que las de recogida de aguas se hacen cada tres meses, igual que las que miden que no se superen unos niveles de contaminación del aire, y cada seis meses se revisan los espacios comunes. Esos controles son realizados por una empresa cuyos servicios contrata la explotación. Todos los datos quedan recogidos en informes, que a su vez son supervisados por la Xunta. La más pequeña de las explotaciones de Serrano, por su tamaño, no está obligada a regirse por los criterios de la autorización ambiental integrada por no rebasar los 80.000 animales; sin embargo, aclara, se tienen en cuenta los mismos niveles de exigencia.

 Además de la gestión ambiental, el cumplimiento de esos trámites genera una carga burocrática de tal volumen que obliga a delegar esos trámites en una gestoría, dice Serrano.

 Criterios de mercado

«A un rapaz non lle gusta o polo ‘campero'».

Las explotaciones avícolas con miles de ejemplares alternan con los criadores a pequeña escala. Los productos son distintos, pero Serrano subraya que también lo son los gustos de los consumidores: «A un rapaz, hoxe, non lle gusta o polo ‘campero'», dice. Lo importante, afirma, es poder colocar en el mercado alimentos con proteínas sin un precio prohibitivo.