Noviembre

Emilio R. Pérez

LUGO

24 nov 2021 . Actualizado a las 21:52 h.

¿Saben? Esos días de otoño en que la niebla cae a plomo y contumaz se adhiere como lapa a los tejados; esos días en que el sol es cicatero, no calienta, anda con prisa y nos deja a media tarde; esos de noviembre, ese mes simpático y alegre en el que el único festivo cae por Santos y antecede al de difuntos ?qué comienzo tan macabro?; esos días en que llueve y hace un frío que te mueres y comienzan a salir los sabañones y aparecen gripes, constipados y bronquitis; esos en que los estorninos andan de juerga, los vencejos, las cigüeñas y anduriñas ya se han ido y las hojas que se ponen amarillas y envejecen…, esos. Esos son los días que aborrezco. No me gustan, ¿lo comprenden?... De acuerdo, hay magostos de castañas, Black Friday y le llega el San Martiño a cada cerdo; pero aún con eso yo a noviembre no lo trago. Será porque el carácter no acompaña y voy tirando a depresivo; o será porque en noviembre falleció mi padre. El trece. Supongo yo que algo de todo habrá. El caso es que es llegar el Halloween de marras, ver las tiendas con su ajetreo floral hacer su agosto y ya me empiezo a mosquear con los síntomas de siempre que me anuncian infalibles el síndrome noviembre. No hay que hacerle. Y es que el clima que tenemos aquí en Lugo no acompaña, hombre; nos deleita con los típicos fenómenos citados y ya estamos: que si el reuma, las articulaciones, la columna y… ¡demonios, la mala uva! Sí, se está acabando, pero me deja su recuerdo, guiña el ojo cáustico e insinúa: nos vemos, compañero.

Desde mi ventana aquí en el alto miro al cielo. Gris, fúnebre… siniestro. Noviembre ya se va y ahí a un paso está el invierno… Ay, ay, ay…