El dueño del Pazo da Fervedoira podría no recuperarlo por un error documental

André Siso Zapata
ANDRÉ S. ZAPATA LUGO / LA VOZ

LUGO

El Pazo da Fervedoira en la actualidad, deshabitado.
El Pazo da Fervedoira en la actualidad, deshabitado. OSCAR CELA

El supuesto poseedor no acreditó correctamente su propiedad en el juicio, y tendría que personarse su empresa a nivel legal en un nuevo procedimiento para poder recobrar el control del inmueble

18 nov 2021 . Actualizado a las 12:41 h.

Un documento aportado en sede judicial por el presunto propietario del Pazo da Fervedoira podría suponer el enésimo giro de guion de una historia de película. Este escrito, que pretendía demostrar que A. L. es el legítimo dueño del inmueble, podría jugar en su contra y permitir que las familias que okuparon el pazo pudieran regresar allí e instalarse de forma indefinida.

Este miércoles se celebró el juicio en el que se acusaba a tres personas de haber usurpado pacíficamente el pazo. Los acusados no se personaron en el lugar, pero sí lo hicieron sus representantes legales. El que no contaba con abogado o procurador era A. L., el denunciante.

Residente en Cantabria, acudió a la vista del juicio representándose a sí mismo. Por este motivo, el juez encargado del caso le recordó durante la sesión que constaría en acta que estaba presente, pero no que se hubiese personado legalmente. Por lo tanto, no tenía capacidad ni de aportar nueva documentación ni de solicitar testigos.

El supuesto dueño del Pazo de A Fervedoira, declarando ante el juez.
El supuesto dueño del Pazo de A Fervedoira, declarando ante el juez. A. SISO

Para su perjuicio, un error en la aportación de un documento, entregado por él mismo antes de la vista, podría provocar que el hipotético desalojo de los okupas (en caso de que regresaran al pazo) y la recuperación de su propiedad se retrasase más de lo previsto.

Las defensas de los tres acusados detectaron rápidamente este error, y se escudaron en él para impedir que se ejecute sobre ellos una condena en forma de sanción, por la que sus clientes tendrían que abonar 2.500 euros cada uno. Abandonaron la vivienda hace casi dos meses, un año después de haber entrado en el pazo, que permanece ahora deshabitado.

No aparece como dueño

Según ellos, en la documentación aportada por A. L., se certifica que el pazo es propiedad de una empresa, Negocinsa S. L., sita en el municipio de Reinosa, en Cantabria. El denunciante es socio mancomunado de esta empresa, propietaria del inmueble. Sin embargo, él, como persona física, no es el dueño del Pazo da Fervedoira, por lo que el documento que aportó ante el juez no serviría para proceder de la manera que él creía.

Por este motivo, las defensas alegaron que el hombre no podía solicitar una condena para sus clientes «basándose únicamente en una prueba documental, que ni siquiera acredita que él sea el dueño del pazo», según explicaron.

Al solo presentarse él en el juicio, y no la empresa al completo, la denuncia no tendría validez, ya que no se le considera propietario.

Además, las defensas alegaron que «nunca se probó que estuviese okupando el pazo», ya que, «aunque la policía acudió al inmueble en tres ocasiones, solo identificó a los acusados en una ocasión. Esto no es suficiente para acusar a alguien de okupar una vivienda, ya que para eso se necesita una estancia prolongada en el tiempo».

Por ello, afirman que en el juicio «no se acredita ni la propiedad del inmueble ni la supuesta usurpación de la misma».

«Es el juez el que tiene que deliberar ahora; yo sigo queriendo vender el inmueble»

El supuesto propietario, sin embargo, no se mostraba preocupado al término del juicio: «Ahora es el juez quien tiene que deliberar lo que considere». Confirmó, además, que su intención sigue siendo la de vender el pazo, el cual adquirió en el año 2006, tras haber funcionado en el pasado como restaurante o como club de alterne. Cuando lo compró, ya no tenía actividad. Su intención era rehabilitarlo y venderlo por unos 850.000 euros, ánimo que mantiene en caso de recuperarlo.

La posibilidad de acreditar que el inmueble es suyo no se desvanece aunque el juez decida en esta ocasión que, a nivel legal, no se podría condenar a los presuntos okupas. Solamente tendría que volver a denunciar, personándose correctamente, aunque sería algo que le costaría más tiempo y dinero. Las defensas, de hecho, en ningún momento pusieron en duda que el hombre fuese el propietario práctico del pazo, pero señalaron que, a nivel legal, la posesión le corresponde a la empresa de la que es socio mancomunado.

Durante la sesión, explicó que el motivo por el que había denunciado en solitario era el fallecimiento de uno de sus socios, por lo que sus herederos estaban en pleno proceso de adquisición de su parte de la empresa y no pudieron participar en el procedimiento.

En su intervención, explicó que «nunca había visto a los acusados en persona», y que se enteró de la okupación «a través de mi agente inmobiliario, que se encargaba de gestionar la venta desde Lugo, ya que yo resido en Cantabria».