Entre viñas y monumentos para llegar al perdón

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO

Una ruta de diez kilómetros entre Cacabelos y Villafranca es una lección sobre el Camino Francés a través de la hoya del Bierzo

06 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Son apenas diez kilómetros del Camino Francés pero para muchos de los más hermosos de todo el recorrido. Se trata del tramo que une las villas de Cacabelos y Villafranca, tan unidas, respectivamente, a Lucus Augusti y al Apóstol Santiago; y que en tiempos fueron mandadas repoblar por Xelmírez. En este 2021 tiene relevancia la que fue capital del Bierzo —este otoño se cumplen 200 años de la proclamación de la provincia de Villafranca— ya que se abre la Puerta del Perdón, en la iglesia de Santiago, un hecho que solo ocurre cada Año Santo. 

La hoya del Bierzo luce su mejor paisaje en esta zona de valle suave, siempre salpicado de viñedos y chopos, lo que lo convierte en un tramo especial en cualquier época del año. Ahora, en el otoño, las hojas de las vides muestran sus tonos amarillos, ocres y violetas en un espectáculo que esta acompañado por el paisaje de las montañas, algunas ya nevadas, el cielo gris y los monumentos que acompañan al caminante, sea peregrino o senderista.

Proponemos partir desde el área recreativa, junto a la laguna de San Bartolo, donde se encuentra el edificio del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bierzo, visitable de lunes a viernes por las mañanas. El caminante entra a los pocos minutos en Cacabelos, por la calle Cimadevilla, con su afamado restaurante y hospedería La Moncloa de San Lázaro, para luego seguir por la calle Santa María y caminar por sus casas señoriales (en una de ellas vivió el poeta Antonio Fernández y Morales, pionero de las letras gallegas).

Pasada la iglesia románica de Santa María y el Museo Arqueológico de Cacabelos, se atraviesa el puente del río Cúa. El actual tiene algo más de tres siglos (llegó a haber uno de la Vía XIX) y tuvo su importancia durante la retirada de las tropas inglesas hacia Galicia, asediadas por las napoleónicas, con una sonada batalla el 3 de enero de 1809.

Arranca una ligera subida por la vieja N-6 en dirección hacia Pieros. Por el camino, si se quieren desviar, a mano izquierda parte una subida de algo menos de kilómetro y medio hasta Castro Ventosa, un yacimiento de ocupación prerromana y luego romanizado, como atestigua su muralla. Desde este mirador se puede ver toda la hoya berciana, con su actual capital, Ponferrada.

Siguiendo el camino que se dejó en Pieros, en el cruce a San Clemente, hay una señal que nos anima a tomar la variante de la derecha que se acerca a Valtuille de Arriba. Merece la pena, porque aunque un poco más larga, se evita la carretera, discurre por caminos y, sobre todo, permite disfrutar del paisaje de viñas.

La entrada en Villafranca, en bajada, se hace a través de la iglesia románica de Santiago (siglo XII), cuya Puerta del Perdón, de estilo gótico, solo se abre en año Xacobeo. Tienen el privilegio de ganar el jubileo los peregrinos enfermos que no pueden continuar hasta Compostela. En este 2021 solo ha sido necesario abrirla en una ocasión, una persona enferma, el pasado 10 de septiembre. Pero durante siglos era más habitual debido a la dureza del Camino.

La ruta termina en la antigua capital berciana, villa monumental (castillo, conventos, iglesias, palacios), con una hermosa alameda con jardín de estilo francés del siglo XIX. En este lugar se puede ver un hito miriamétrico del Camino Real, contemporáneo del que hay en Agüeiro, en Becerreá.  Desde este histórico mojón de Villafranca arrancan los caminos a Lugo, a Santiago a Os Ancares.