Los lucenses conocemos poco la ciudad en la que vivimos. Hace treinta o cuarenta años los lugueses conocía más la ciudad, se paseaba, se tenía familia repartida por los diferentes barrios, con la que se hacían reuniones familiares, o simplemente se iba a conocer las ampliaciones que Lugo estaba experimentando en su camino hacia lo que es hoy.
Actualmente los lucenses no conocen su ciudad; los barrios en los que habitan ofrecen una serie de oportunidades y servicios como supermercados, zapaterías, panaderías o bares y restaurantes que por comodidad, permiten a estas gentes quedarse en el hábitat en que residen sin necesidad de desplazarse a otros lugares de la ciudad. Como mucho, acuden al centro a realizar alguna compra, a pasear los fines de semana o a tomarse unos vinos por el casco histórico y de paso, reencontrarse con amistades de otros barrios.
Ahora la comisión de fiestas del Ayuntamiento está pensando en la posibilidad de repartir lo que fue de siempre el ferial de San Froilán, entre tres o cuatro barrios lucenses para evitar la aglomeración que conlleva en su modo clásico de años anteriores. La idea no ha gustado mucho pero a mí no me parece mal. Si se reparten las barracas, los vecinos de los barrios se moverán hacia esos otros en donde están las churrerías, las tómbolas o los coches que chocan. De paso se darán un paseo por sus calles, tomarán algo en alguno de sus bares y conocerán nuevos lugares que para muchos, son casi desconocidos. El ferial en conjunto por lo tanto, rechazado este año, pero si se lleva a cabo esa idea de repartirlo entre barrios, algo habremos ganado: los lucenses podrán conocer otros barrios, es decir, conocerán su ciudad y a otros ciudadanos. Aunque se diviertan menos.