La policía desaloja dos casas allanadas en Lugo y los okupas se trasladan al Pazo da Fervedoira

María Guntín
maría guntín LUGO / LA VOZ

LUGO

ALBERTO LÓPEZ

Los echaron de unas viviendas de la calle Adolfo Suárez, pero decidieron reubicarse en esta casa señorial asaltada hace un año

15 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La mudanza más próxima y sencilla de la historia. Así podría definirse lo ocurrido esta semana en la calle Adolfo Suárez de Lugo. Después de que la Policía Nacional desalojase a un grupo de okupas que residía en varias viviendas semirruinosas situadas a la altura de los números 108 y 110 de una de las arterias principales del barrio del Sagrado Corazón, los allanadores se reubicaron de inmediato en el Pazo da Fervedoira, ubicado en la misma calle y a poco más de un kilómetro de distancia. Allí residen en la actualidad varias familias que asaltaron este antiguo prostíbulo hace un año. Desde entonces se han ido sumando moradores a esta casa señorial.

En Adolfo Suárez eran dos las casas ocupas y que actualmente no lo están por el deterioro que presentan. Explican algunos residentes que las entradas y salidas en dichas viviendas son constantes desde hace años.

Precintadas

La Policía Local de Lugo precintó estas dos casas de Adolfo Suárez en el pasado mes de mayo para evitar que pudiesen poner en riesgo la vía de los allanadores. Desde el consistorio explican que presentan un estado muy deteriorado y que por aquel entonces ya había okupas en el edificio. Fuentes policiales aseguran que algunos de los allanadores decidieron por aquel entonces abandonar la vivienda por decisión personal y ante el temor de que el tejado se viniese abajo y originase una tragedia.

Sin embargo, desde mayo y hasta ahora los edificios continuaron albergando gente, especialmente por la noche, y es que los vecinos precisan que es entonces cuando hay más movimiento de personas.

Estas dos casas de Adolfo Suárez constan de dos alturas y un estado visiblemente deteriorado: cristales rotos en puertas y ventanas y mucha suciedad en su interior, que se acumula desde hace años. Las puertas están semitapiadas y con candados para evitar que los okupas vuelvan a entrar y la presencia policial en la zona, en la que hay otras casas okupadas, es frecuente desde que se produjo el desalojo. Además, un cierre de vallas y una cinta policial intentan evitar que vuelvan a entrar los okupas.

Fuentes policiales confirman también que cuando algunos de los okupas abandonaron las viviendas en mayo dejaron en el interior del inmueble de Adolfo Suárez a una perra de mediano tamaño que además presentaba síntomas de desnutrición y deshidratación. «El animal salía y entraba a través de una ventana. Si embargo, se confundió de cubículo en una ocasión y se quedó atrapada en el interior poco después de que la casa fuese precintada por los agentes de la Policía local hace aproximadamente un mes. Afortunadamente, tras avisarles de que se habían dejado a la perra dentro la recogieron», cuenta una testigo.

El Sagrado Corazón

En el Sagrado Corazón hay otros inmuebles ocupados y varios de ellos están en la avenida Adolfo Suárez. Buena parte de los edificios allanados presentan un estado muy deteriorado, por lo que los okupas pueden penetrar con facilidad en el interior de los mismos. Hace un año, varios vecinos pedían más control en la zona y relataban cómo una señora mayor sufrió una agresión tras enfrentarse a ellos. La afectada presentó la correspondiente denuncia por lo sucedido. Entonces, residentes del barrio expresaban sus temores de que se produjese un «efecto llamada» al haber numerosas casas deshabitadas en el entorno.

También hace un año los vecinos relataban cómo un matrimonio mayor «de toda a vida» se vio obligado a marcharse al no poder convivir con los okupas.

Hace un año, dos familias se instalaron en un famoso prostíbulo de la ciudad

Exterior del Pazo da Fervedoira este sábado
Exterior del Pazo da Fervedoira este sábado ALBERTO LÓPEZ

En agosto del pasado 2020, dos familias —con hasta nueve niños e incluso algún bebé— asaltaron el Pazo da Fervedoira, ubicado en la avenida Adolfo Suárez, en una de las arterias de entrada y salida de la ciudad. Los dueños de la casa señorial denunciaron entonces la ocupación.

El inmueble, contexto de esclavitud para mujeres que eran prostituidas en él, llevaba varios años cerrado y estaba a la venta por 850.000 euros. La inmobiliaria advertía el primer verano de esta pandemia del peligro que suponía allanar el edificio puesto que alertaba de que hay pozos escondidos entre la maleza, además de unas condiciones higiénicas deplorables.

Este antiguo prostíbulo es un hervidero de gente cuya actividad aumenta día tras día. Hace un año apenas eran tres los vehículos aparcados en el interior del recinto. Esta misma semana, resultaban incontables los coches y furgonetas que entraban y salían de las inmediaciones.