El Club Fluvial en blanco y negro

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LUGO / LA VOZ

LUGO

La entidad comenzó a principios de los años 30 en la parcela de un molino

17 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A principio de los años 30 del siglo pasado, un grupo de lucenses aficionados al piragüismo decidió buscar un lugar en el que instalar un club para disfrutar de su deporte. Buscaron parcelas y encontraron una en la que había un viejo molino. Estaba pegado al río Miño, junto a uno de los caneiros, y encajaba en lo que necesitaban. Tiraron abajo la vieja casa y comenzaron a dar vida a una entidad llamada Centro de Iniciativas y Turismo de Lugo, que dos décadas más tarde, allá por el 57, se convertiría en el Club Fluvial.

El Fluvial ha sido parte de la vida de muchos lucenses durante los últimos 80 años. Hay quien recuerda cómo fue creciendo, primero con la construcción de su emblemático edificio, luego con la pista de tenis, más tarde con el cambio de situación de esta, e incluso con la construcción de la piscina del caneiro, ahora centro de la polémica.

Vista del Fluvial cuando se estaba construyendo la piscina del caneiro
Vista del Fluvial cuando se estaba construyendo la piscina del caneiro

En el recuerdo de algún lucense todavía se mantienen vivas escenas en blanco y negro como los cursos de natación con una argentina llamada Sherley, que fue la primera monitora del club, o los fines de semana con las instalaciones atestadas de lucenses que querían disfrutar del río. «El club siempre se ha basado en ser social. En su momento se le llamaba la playa, porque por entonces no había tradición de irse una semana de vacaciones a la costa. Los fines de semana estaba atestado, con las familias enviando a los más pequeños de avanzadilla para coger una mesa, porque se ponía de bote en bote», recuerda Álvaro Gasalla, cuyo abuelo fue uno de los primeros en sumarse a aquel Centro de Iniciativas.

En la memoria de los niños de hace unas cuantas décadas queda el autobús que bajaba desde el centro hasta el Fluvial lleno hasta reventar y la picaresca de los pequeños que, montados en sus bicicletas, se agarraban al parachoques trasero para impulsarse al ritmo del autocar y regresar a casa.

El caneiro, hace décadas, presentaba una boca a la altura del tobogán, y fue a principios de los años 70 cuando, a instancias del Consejo Superior de Deportes, se construyó la piscina del edificio, inaugurada en su día por Juan Antonio Samaranch. Porque, aunque el Fluvial nació al amparo del piragüismo, con el paso de los años fueron creciendo las secciones, motonáutica, tenis, atletismo, natación... Así, hasta llegar a un siglo XXI en el que cuenta con 17.000 socios que, además de disfrutar del río y el deporte, también lo pueden hacer con otras opciones, como la música, como con el ciclo de conciertos de bandas que acogerá los días 23, 24 y 30.

Decenas de lucenses disfrutan de un día de río en el Fluvial
Decenas de lucenses disfrutan de un día de río en el Fluvial

La piscina de la discordia data del año 1964, antes de la concesión

La piscina que el Fluvial tiene al lado del caneiro es parte del paisaje del club desde hace décadas. Fue construida en el año 1964, décadas antes de que el Estado, por medio de la Confederación, sacase a concurso la autorización de la zona.

Precisamente el próximo lunes la dirección de la entidad y la Confederación se han emplazado a una reunión para tratar el tema. En su última comparecencia, el presidente del organismo, José Antonio Quiroga, ya dejó claro que la piscina y los obstáculos que están en la zona de afectación no son legalizables y, por lo tanto habrá que retirarlos. Eso, dicen, no es discutible.