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Millán Gómez LUGO

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El Lugo cumplirá una década en Segunda, un hito a seguir poniendo en valor

03 jun 2021 . Actualizado a las 19:41 h.

El Club Deportivo Lugo ha añadido una temporada más a su época dorada. Van a ser diez temporadas consecutivas en Segunda, una muestra de músculo, de prestigio y de mérito para una ciudad pequeña, alejada de mercados protagonistas y para un club acostumbrado a otras lides. Pequeña, pero fiel afición. Pero es la nuestra. El Lugo es el segundo equipo con más temporadas consecutivas en Segunda, solo superado por el Alcorcón. Hay que ponerlo en valor. Hay que seguir poniéndolo en valor.

Desde el ascenso a Segunda B en 2006 en Segovia. La llegada de Quique Setién en 2009. El título de campeón de Liga de Segunda B en 2011 jugando dos finales por el ascenso. Y, por supuesto, el ascenso a Segunda en 2012 en Cádiz, rival ahora de Primera y que ha conseguido la permanencia de forma holgada en la máxima categoría. La mejor puntuación del equipo en Segunda en su primera campaña de esta década: 56 puntos en 2013. Sumar 25 puntos en apenas un tercio de Liga en la siguiente temporada. Desde 2012 a 2017, el Lugo no ocupa puesto de descenso en ni una sola jornada. Ni una sola jornada de 210. Mejor posición histórica en Segunda (noveno) en 2017 con Luis César Sampedro como primer entrenador. En la liga 2017-2018, solo toca descenso en las anecdóticas jornadas dos y tres para, después, encadenar cuatro victorias seguidas, seis en siete jornadas, siete en nueve fechas. En la campaña 2018-2019, no está en descenso hasta la jornada 35 y sale tres partidos después. Y, en estas dos últimas temporadas, salvaciones heroicas con 14 puntos de los últimos 18 en 2020 y 10 de los últimos 12 u 11 de los últimos 18 en este 2021.

Hay un denominador común en cada permanencia: Fernando Seoane y Carlos Pita. Ya no es solo lo que aporten en el campo, sino la gestión del vestuario. Ante tanta inestabilidad, son los pilares, los artífices de un vestuario que, año tras año, cada entrenador y cada jugador destacan como una familia. No es casualidad. Es causalidad. Ahí reside la clave. Por eso dijo Gerard Valentín que “a este grupo la gente quiere volver”. Y las palabras emocionadas y emocionantes de Manu Barreiro en Movistar. Y Seoane, al igual que la temporada pasada, volvió a competir como protagonista fundamental en las dos salvaciones heroicas. 38 años, pero 38 argumentos para seguir jugando.

Hay protagonistas claros para esta permanencia. Manu Barreiro con su trabajo absolutamente emocionante y siendo un especialista en los penaltis. En un instante tan complejo, tuve claro que marcaba cuando, antes de ejecutar, ya “envió” a Luca Zidane al otro palo. Gerard Valentín es puro desequilibrio, generador como nadie por banda en esta categoría. Ander Cantero y su seguridad. Ya no son solo sus paradas, como a Pablo Clavería o a Santi Comesaña en las dos últimos jornadas, sino la seguridad que transmite en sus salidas y en sus ejecuciones. Y un compromiso intachable. La solidez y la ínfima relación con el error que tiene Frederico Venâncio. El compromiso y la condición de lateral mixto de Eduard Campabadal, con ya cuatro años en la casa. Los duelos ganadores de Xavi Torres con Mehdi Nafti y muy especialmente en las dos últimas jornadas. El balón parado de Hugo Rama. La primera vuelta espectacular de Juanpe Jiménez. La zancada y la profundidad de Chris Ramos. Y Borja Domínguez ha vuelto a competir para aportar combinación y llegada.

Pero, al margen de conseguir el objetivo, el análisis debe ser frío. Exactamente la misma opinión que si una simple jugada hubiese cambiado el desenlace y el Lugo hubiese descendido. Reforzar aquella segunda parte contra el Leganés con Juanfran García, lo notablemente conseguido durante muchas jornadas con Medhi Nafti, los partidos en Girona y en casa contra el Castellón con Luis César y esta última racha con Rubén Albés. Recordar que el Lugo compitió muy bien siempre que el equipo manejó los planes de partido de Nafti. Y revisar todas aquellas 16 jornadas donde no se ganó, donde no se rindió en base a las expectativas y a la exigencia de Segunda. E incluso aquel inicio con solo 3 puntos de 15 posibles con Juanfran donde solo se compitió en la segunda mitad en la remontada con el Leganés y el tramo final en Cartagena. Porque solo corrigiendo también en los triunfos se puede mejorar el futuro.