Un arquitecto pide al Círculo 210.000 euros por un proyecto rechazado hace 20 años

LA VOZ LUGO

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Edificio del Círculo das Artes
Edificio del Círculo das Artes ALBERTO LÓPEZ

La histórica sociedad lucense se enfrentará en el juzgado a Arturo Silvosa

17 abr 2021 . Actualizado a las 20:43 h.

Un arquitecto lucense reclama al Círculo de las Artes 210.000 euros por un proyecto de hace veinte años que nunca se ejecutó. Arturo Silvosa quiere que la sociedad cultural le pague esa cantidad, además de los intereses de demora, porque hace dos décadas redactó un proyecto para construir unas instalaciones deportivas en la parroquia lucense de Labio para la entidad. Pero dicho proyecto nunca se realizó porque el Círculo ya había celebrado un referendum en el año 1991 en el que los socios decidieron que era inviable económicamente. A pesar de ello, el arquitecto Arturo Silvosa presentó un proyecto de centro deportivo en el año 2.000 de 9,6 millones, por el que pretendió cobrar 380.000 euros. La junta directiva de aquella época le contestó mediante burofax que no había solicitado ningún proyecto de ese tipo y que, si lo había realizado, sería resonsabilidad suya y de su padre, Egidio Silvosa, que era directivo y tesorero de la sociedad en aquel momento, ahora ya fallecido.

El arquitecto basa su reclamación de 210.000 euros en un contrato del año 2002 realizado entre el entonces presidente, Sánchez del Valle, y el arquitecto Arturo Silvosa, en el que se acuerda una serie de pagos periódicos de 45.000 euros cada uno hasta alcanzar el importe total. Con anterioridad ya había cobrado cuatro millones de pesetas en el año 99 en concepto de adelanto, pero sin contrato.

El presidente no tenía capacidad legal para firmar dicho documento sin la autorización de los socios. Recuerda la directiva actual del Círculo que tanto el arquitecto como su padre eran socios y miembros de la junta general. El padre además era tesorero y el encargado de realizar los pagos. Por tanto, sabían que firmar un contrato de esa cuantía (más del 5% del presupuesto anual) solo por el presidente y sin autorización de los socios, era ilegal.

Sin embargo, a ese documento es a lo que se agarra el arquitecto para exigir, casi 20 años despues, 210.000 euros, más los intereses desde entonces.

Aquel asunto hizo que dos miembros de la junta directiva de entonces, José Carlos Macho y Antonio Seral, presentasen su dimisión por desacuerdo con las pretensiones del arquitecto.

La actual junta directiva entiende que no queda más remedio que acabar con esta falsa reclamación defendiéndose en los tribunales, porque el arquitecto eligió esa vía para cobrar. Así se le comunicará a la junta general el próximo día 26 en una reunión extraordinaria convocada solo por este motivo.

En caso de aceptar el pago de esa cuantía sin recurrir a los tribunales, la directiva actualmente presidida por Miguel Ángel Caraduje, entiende que se estaría malgastando el dinero de los socios. Además, pondría en peligro la propia supervivencia del Círculo de las Artes, ya que ese dinero es casi la mitad del presupuesto anual de la entidad, y les obligaría a pedir un crédito. Opción que no es viable porque todavía están pagando préstamos que habían solicitado directivas anteriores.

El Círculo termina el comunicado oficial que enviará a sus socios de la siguiente manera: « La directiva lamenta este ataque a una institución señera, respetada y querida por los lucenses y transmite a los socios un mensaje de tranquilidad y confianza en la Justicia. Igualmente manifiesta que defenderá los intereses y el honor del Círculo de las Artes con determinación y todos los medios legales a su alcance».

La actual directiva, que tiene que hacer frente a esta situación generada más de 20 años antes de su llegada, explica además a los socios que el arquitecto Silvosa ya habría cobrado más de 150.000 euros por ese proyecto en varios pagos, alguno de los cuales se hizo siendo su padre tesorero. 

Sin conocimiento de los socios

Destaca igualmente la directiva que el arquitecto Arturo Silvosa presentó entre el año 1.997 y 2.000 diferentes anteproyectos para el centro deportivo de Labio. El primero tenía un coste de 1,9 millones y el segundo, de 9,6. Es decir, en tres años, el arquiteco multiplicó por cinco el presupuesto incial sin conocimiento ni autorización de los socios.