Mujer, sorda y del rural: «Podemos trabajar igual que los oyentes»

Laura López LUGO / LA VOZ

LUGO

Lorena y Rebeca Novo, de Monterroso, en el curso de inserción laboral, en la sede de Asorlu
Lorena y Rebeca Novo, de Monterroso, en el curso de inserción laboral, en la sede de Asorlu oscar cela

Jóvenes de Monterroso con discapacidad auditiva que participan en un programa de inserción laboral reivindican oportunidades de acceso al empleo para mejorar su calidad de vida: «Tenemos ganas y formación»

06 mar 2021 . Actualizado a las 18:52 h.

«Si yo puedo comunicarme, tú también puedes». Así de tajante se muestra Lorena Novo, una joven de Monterroso, sorda, que lucha, como su hermana Rebeca y tantas otras mujeres del rural con discapacidad, por derribar prejuicios y barreras. Su reivindicación gana eco con la proximidad del 8M, Día de la Mujer, en el que reclaman, principalmente, oportunidades laborales para mejorar su calidad de vida: «Tenemos ganas y formación, podemos trabajar igual que los oyentes», señala Rebeca. En consonancia con esa necesidad surge «Abriendo puertas para las mujeres sordas», un proyecto de empleo para el rural organizado por la Federación de Asociacións de Persoas Xordas de Galicia e impulsado y financiado por las convocatorias sociales de la Fundación La Caixa.

El objetivo es incrementar los niveles de empleabilidad para acceder al mercado laboral de mujeres gallegas con discapacidad auditiva que viven en el mundo rural a través del diseño de itinerarios de inserción sociolaboral. Participan 35 mujeres de toda Galicia, que recibirán becas por asistir a orientación, formación y prácticas en empresas. En la provincia de Lugo, se desarrollará a lo largo de este año en los municipios de Monterroso, Burela, Chantada, Guitiriz, O Páramo y Cospeito.

Lorena y Rebeca Novo, de 29 y 32 años, son dos de las participantes. Ambas se formaron en ESO y se especializaron: Lorena, con los ciclos medios de estética, peluquería y técnico deportivo; y Rebeca, en cocina y limpieza, además de otra formación complementaria. «Pero al acabar de estudiar tuvimos que volver al rural, y tener una vida independiente es más difícil», explica Rebeca. «En Lugo no teníamos problema, podíamos tener vida social, pero en Monterroso es complicado, menos mal que estamos las dos», añade Lorena. A las limitaciones que sufren en su día a día las personas sordas, en el caso de las mujeres del rural hay que sumarle el aislamiento en el que se suelen ver inmersas.

La barrera de las mascarillas

Rebeca sí que cuenta con experiencia laboral en cocina y limpieza, y le gustaría volver a trabajar en cadenas de alimentación, pero Lorena aún no tuvo esa oportunidad: «Me hubiera encantado trabajar como monitora deportiva o de ocio, pero también me gusta mucho en tiendas de ropa, hoteles o residencias de mayores», añade. ¿El problema? La desconfianza del resto de la sociedad. «La gente tiene desconocimiento y miedo, y les cuesta tener paciencia, es difícil que se adapten a nosotros», lamenta Lorena.

La pandemia, con la obligatoriedad de las mascarillas, ha complicado aún más su comunicación, sobre todo con los oyentes, basada en gran medida en la lectura labial. Se han dado pasos para la homologación de las mascarillas transparentes, pero «llegan tarde», explica Rebeca.

Acceder a las empresas mediante prácticas es esencial para ellas. Lo explica la orientadora de la formación, Azucena Mato: «Les abren puertas y eliminan barreras», afirma. Si el empresario les da la oportunidad de realizar prácticas puede comprobar de primera mano su rendimiento y sus habilidades, «lo que le da más confianza y será más receptivo de cara a futuras contrataciones de mujeres sordas». Lorena va más allá y recuerda que la inserción laboral de mujeres sordas es también esencial para la autoestima y empoderamiento de las futuras generaciones: «Yo sería un referente titulado para otras niñas», señala.

Actualmente hay unas 16 mujeres de diferentes edades realizando el itinerario formativo, que puede ser presencial u on-line, y mediante el que trabajan su perfil laboral; la corresponsabilidad para la igual de género; y herramientas para las nuevas tecnologías. Después llegarán las prácticas en empresas de la zona, que les pueden facilitar su incorporación activa al mercado laboral.