TANIA TABOADA
Desde que la niña Desirée Leal fue hallada muerta en circunstancias extrañas en la cama de su casa de Muimenta, en Cospeito, el pasado 3 de mayo, su madre fue, para los investigadores que se hicieron cargo del caso, la principal sospechosa de su muerte. Y lo fue por las incongruencias y contradicciones observadas en los relatos que ofreció primero a su madre, después a las patrullas de la Guardia Civil que se trasladaron a su domicilio, y lo que declaró en el Hospital de Lugo, que levantaron las sospechas. A todo ello se sumó el examen del lugar de los hechos, que llevó a los agentes de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Lugo a pensar que la muerte de la pequeña Desirée no había ocurrido tal y como su madre había contado.