«Cada vez que vuelvo a Galicia siento que allí hay algo que es realmente mío»

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

LUGO

Ernesto Páramo en Granada, en una imagen actual
Ernesto Páramo en Granada, en una imagen actual RAMON L. PEREZ

El lucense Ernesto Páramo dirigió el Parque de las Ciencias de Granada durante 25 años

23 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La infancia de Ernesto Páramo (Lugo, 1958) pasó por todas las provincias de Galicia hasta que se trasladó con sus padres a Granada. Terminó allí su carrera de Derecho, pero este divulgador científico tiene también un máster en Antropología Genética e incluso un doctorado en Ciencias de la Educación, ha impartido conferencias y congresos por todo el mundo y es el creador del Parque de las Ciencias de Granada, un centro ambicioso y de prestigio internacional por el que pasan más de un millón de personas cada año. Renunció a su dirección hace apenas unos meses, con el horizonte puesto en nuevos proyectos que le permitirán seguir enseñando. «Lo más divertido después de aprender, es enseñar», dice Páramo.

—¿Dónde están sus raíces?

—Estuve hasta los nueve años viviendo en la rúa da Raíña de Lugo. Después pasé por A Coruña, Ferrol, Santiago de Compostela y Pontevedra.

—¿Cuándo llegó a Granada?

—Vine a Granada para terminar la carrera que empecé en Santiago y me quedé toda la vida. Cada vez que vuelvo a Galicia es cuando realmente siento que hay algo mío allí. Ahora me muevo entre Alemania, Galicia y Granada.

—¿Usted qué es?

—Soy una especie de híbrido, pero también divulgador científico. Me gusta la educación, pero también la física o la economía, entre otras.

—Acaba de renunciar a la dirección del Parque de las Ciencias.

—He decidido dejar la dirección del parque después de 25 años como director y tras otros cinco promoviendo la idea y creando el proyecto. Ha sido una decisión complicada, pero ahora mismo tengo ganas de hacer otras cosas. Me voy a dedicar a las relaciones internacionales. Esta es una nueva etapa.

—¿Qué siente tras tantos años de dedicación?

—Estoy muy orgulloso porque empezamos como un museo local y ahora tenemos 70.000 metros cuadrados y estamos asociados con cinco museos nacionales de ciencias de Europa.

—¿Cómo nació el parque?

—Yo siempre fui una persona inquieta y me interesaba mucho la educación. Cuando acabé la carrera creé junto a un grupo de amigos un centro de divulgación sobre la relación del ser humano con el medio ambiente. Hicimos una cooperativa y me di cuenta de que el problema de nuestro tiempo es la crisis ambiental, como sabemos. Veía que no llegaba con concienciar emocionalmente, era necesario destapar una base científica.

—¿Cómo fue el proceso?

—Para crearlo recorrimos todos los museos que conocíamos de Europa. Después, presentamos el proyecto y así empezó. Hubo bastante escepticismo, y yo lo entiendo cuando miro con perspectiva.

—¿Qué dejó en Galicia?

—Ya cuando era joven trabajé en un barrio de A Coruña ayudando a la construcción de viviendas en barrios chabolistas. Además, quiero dejar claro que admiro mucho el trabajo de los museos científicos coruñeses, yo fui alumno de Moncho Núñez, uno de los impulsores.

—¿Qué fue lo más complicado?

—Lo más difícil fue hacer que la gente entendiese que merecía la pena invertir en un proyecto divulgativo. Siempre pensé que el museo no debía financiarse solo con subvenciones públicas. Tenía claro que si teníamos autofinanciación tendríamos autonomía y esto es algo por lo que yo peleé. Costó mucho que la gente entendiese que tenía que pagar. El Parque de las Ciencias tiene un 50 % de ingresos propios, a base de una lucha inmensa.

—¿Y el último gran propósito?

—A partir del 2.000 nuestro gran reto fue la internacionalización. Ganar la credibilidad en Europa para que otros grandes museos nos aceptasen como socios para grandes proyectos fue muy complicado.

—También imparte conferencias por medio mundo.

—Aunque suene un poco tópico, después de aprender lo más divertido es enseñar. Siempre me ha gustado impartir cursos, conferencias y congresos. Es algo muy gratificante y tengo unos recuerdos muy bonitos. Sin embargo, para mí la verdad es que el Parque de las Ciencias ha sido un sueño hecho realidad.