Los gorrillas del HULA amenazan, intimidan, acosan y agreden

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

LUGO

Los gorrillas se «reparten» todas las zonas de aparcamiento del HULA
Los gorrillas se «reparten» todas las zonas de aparcamiento del HULA ALBERTO LÓPEZ

Varias mujeres relatan que son las más afectadas junto a las personas mayores, a las que les piden hasta cinco euros

19 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El relato de una mujer que contó cómo los gorrillas del HULA la habían intimidado y acosado desde el leirapárking y hasta la caseta de seguridad situada a unos pocos metros del hospital ha provocado que muchas otras se decidan a relatar una situación que llevan años viviendo y denunciando. Ellas son las más afectadas ya que, aseguran, también es cuestión de machismo. «A los hombres no les ocurre esto, no se les pegan a la oreja», cuenta una trabajadora del hospital. Las sanitarias relatan cómo es su día a día conviviendo con estos aparcacoches. Algunas dicen que han vivido insultos, que sus coches han sufrido daños y que han llegado a recibir agresiones físicas.

«La gente mayor también sufre las consecuencias y les piden cinco euros. Nosotros no podemos darles dinero todos los días porque para eso, pagamos el párking de dentro», señala otra sanitaria, que considera que al caducar la concesión del aparcamiento del HULA sería necesario buscar una alternativa que permita bajar los precios para «quitar» a los gorrillas este modo de vida que conservan desde poco después de la apertura del hospital. «Tenemos que revisar que no queda nada dentro del coche porque se llevan hasta las sillas de los niños. Después, nos tenemos que echar a correr para escapar de ellos», añade esta trabajadora del hospital, que confiesa que en ocasiones ha salido del hospital a media mañana para comprobar si los gorrillas le habían destrozado el coche.

«Son unos abusones, campan a sus anchas y a veces reúnen hasta 80 euros»

Otra trabajadora del hospital cuenta que los gorrillas provocan también un problema de seguridad vial. «Están en el medio de la carretera y a las siete de la mañana aún es de noche. No los vemos porque llevan ropa oscura y ningún chaleco reflectante», narra. Esta mujer también explica que son muchos los empleados del HULA que viven en primera persona el miedo que provocan estos hombres. «Te insultan, persiguen y faltan al respeto. Es un acoso diario y vamos con un estrés tremendo a trabajar. Si no hay nadie más cuando entras en el párking, estás vendida», añade.

«Intentan agarrarte el bolso para quitártelo. Cualquier día habrá una desgracia porque si se lo hacen a una persona mayor y esta se cae al suelo se puede hacer mucho daño», explica otra mujer, que asegura que se siente impotente porque en todos estos años nadie ha tomado medidas que permitan que finalice esta situación de desamparo. La misma afectada cuenta que a veces los gorrillas ganan hasta 80 euros al día porque van a cambiar tal cantidad de calderilla a la cafetería. Son sobre siete u ocho hombres, habitualmente los mismos, que transitan por las inmediaciones del HULA a diario y que, generalmente, se marchan de allí poco antes de las tres de la tarde.

«A mí me dicen que los deje trabajar tal y como hago yo», cuenta otra víctima, que asegura que las molestias diarias generan un estrés inabarcable para los profesionales sanitarios. «Son unos abusones. Campan a sus anchas. Tenemos miedo porque nos amenazan con ir a buscar a su familia. No podemos seguir así», denuncia desesperadamente esta trabajadora.