Hace 45 años, Lugo ponía dos ministros y medio en el primer gobierno tras Franco

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

LUGO

Manuel Fraga, jugando una partida en el Centro Cultural e Recreativo de Vilalba en el 2003
Manuel Fraga, jugando una partida en el Centro Cultural e Recreativo de Vilalba en el 2003 PRADERO

Manuel Fraga, Leopoldo Calvo-Sotelo y Carlos Robles Piquer tuvieron carteras

12 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos ministros y medio en un gobierno con trece miembros. Esa fue la cuota de la provincia de Lugo en el primer ejecutivo formado tras la muerte de Francisco Franco. Este falleció el 20 de noviembre de 1975, y apenas tres semanas después, ya con Juan Carlos I como rey, tomaron posesión los ministros.

Manuel Fraga, nacido en Vilalba, fue nombrado ministro de Gobernación y ocupó además la vicepresidencia para Asuntos del Interior. Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo, nacido en Madrid pero con fuertes vínculos familiares con Ribadeo, se encargó de Comercio. Carlos Robles Piquer, nacido en Madrid, asumió Educación: este puede ser considerado el ministro medio lucense; estuvo casado con Elisa Fraga Iribarne, una de las hermanas del político, y acudió en numerosas ocasiones a la capital de la Terra Chá. Carlos Arias Navarro continuaba al frente del ejecutivo.

La cuota gallega no se limitaba a esos tres nombres, pues había otros dos ministros, pues había otros dos ministros, ferrolanos ambos: Gabriel Pita da Veiga continuaba en el Ministerio de Marina, del que ya se ocupaba antes de la muerte de Franco, y a Carlos Franco Iribarnegaray se le encomendó el del Aire. Había entonces un tercer ministerio relacionado con asuntos militares, el del Ejército, que presidía Félix Álvarez-Arenas. Además de Manuel Fraga había otros dos vicepresidentes, Fernando Santiago y Díaz de Mendívil (encargado de Asuntos de la Defensa así como ministro sin cartera) y Juan Miguel Villar Mir (encargado de Asuntos Económicos además de responsable de Hacienda).

Experiencia

La experiencia en asuntos públicos era común a Fraga, a Calvo-Sotelo y a Robles Piquer, aunque con distintos grados de unos a otros. Fraga era conocido por su etapa como ministro de Información y Turismo, pero había sido también, por ejemplo, secretario general técnico del Ministerio de Educación y embajador en Londres. Calvo-Sotelo había sido presidente de Renfe. Robles Piquer, además de ocupar cargos en la administración, había pasado por la carrera diplomática.

Leopoldo Calvo-Sotelo, descubriendo una placa en el homenaje por haber sido nombrado marqués de la ría de Ribadeo
Leopoldo Calvo-Sotelo, descubriendo una placa en el homenaje por haber sido nombrado marqués de la ría de Ribadeo PEPA LOSADA

El gobierno duró poco más de medio año. A principios de julio de 1976 Arias Navarro, cuya falta de sintonía con Juan Carlos I no era ningún secreto en los círculos políticos, presentó la dimisión. El rey escogió a Adolfo Suárez como sucesor, y los planes de reforma política se aceleraron.

Suárez también podría ser incluido en la parte algo gallega del primer gobierno formado tras la muerte de Franco, puesto que su padre, Hipólito Suárez, era de A Coruña. En 1977, en la campaña para las primeras elecciones democráticas convocadas desde 1936, pronunció, como candidato de UCD, una frase, «Puedo prometer y prometo», que se hizo famosa. A finales de 1976, al presentar el proyecto de Ley para la Reforma Política, había dicho que «el futuro del pueblo no está escrito, porque solo puede escribirlo el pueblo».

«El país está expectante»

Los nombres de los ministros del primer gobierno con Juan Carlos I como jefe del Estado se anunciaron el 11 de diciembre de 1975, y el 13 tomaron posesión de sus cargos. Sobre Fraga se posaban muchas miradas, como reconocía en una crónica Pedro Calvo Hernando en La Voz de Galicia el 14 de noviembre de 1975. «El país está expectante y aguarda impaciente los primeros frutos de su incorporación protagónica al aparato del poder», escribía.

El político vilalbés no llegó a presidente del Gobierno, algo que alcanzó Calvo-Sotelo, sucesor de Suárez. Sí fue, en cambio, jefe de la oposición tras sobreponerse al poco respaldo de Alianza Popular en 1977, e inició, con casi 70 años, una etapa como presidente de la Xunta que duró 15 años.

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