Los dioses de Egipto y Persia que los romanos honraron en Lucus Augusti

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LUGO / LA VOZ

LUGO

En el Centro Arqueolóxico de San Roque hay un estanque ritual romano
En el Centro Arqueolóxico de San Roque hay un estanque ritual romano ALBERTO LÓPEZ

La Domus de Mitreo y el Centro Arqueolóxico de San Roque muestran otra cara del viejo Lugo

28 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Agazapado tras la iglesia de San Roque se encuentra el Centro Arqueolóxico que lleva el mismo nombre. Un espacio tan desconocido como interesante en el que religión, ritos e historia se dan la mano narrando, en un puñado de metros, cinco siglos de historia de Lucus Augusti. En el año 1989 se realizó en el solar una excavación que sacó a la luz 40 tumbas de inhumación y otras cuatro de incineración. Pero también apareció algo más: un estanque ritual que se encontraba pegado al viejo cementerio romano, y que obligó a los arqueólogos a estrujar sus conocimientos e imaginación para encontrar sentido a lo que veían.

El estanque data del siglo II y se construyó en una zona en la que hay varios manantiales. Además de encontrarse el material del que estaba edificado, aparecieron dos gárgolas, una que daría entrada al agua, y otra que le serviría como salida. Al estudiarlas detenidamente, los arqueólogos concluyeron que probablemente una representaba a la diosa egipcia Isis, divinidad del agua, y la otra, en la que se perciben rasgos de un carnero, encajaría con el dios Amón. Pero, ¿qué hacían dos representaciones de dioses egipcios en un estanque ritual romano en Lugo? La teoría más compartida, y que los encargados del museo narran durante la visita, es que llegaron de la mano del Imperio.

En el Centro Arqueolóxico de San Roque hay varias tumbas y un horno romanos
En el Centro Arqueolóxico de San Roque hay varias tumbas y un horno romanos ALBERTO LÓPEZ

En aquella época había mucha movilidad entre las huestes romanas. Al llegar a un territorio, los soldados podían adoptar sin complejos los cultos locales, y luego al desplazarse a otras zonas expandían esa fe, por lo que lo más probable es que legionarios que estuvieron sirviendo en Egipto llegasen más tarde a Lucus Augusti, trayéndose sus creencias y esa espiritualidad a través del agua. Se desconoce en qué consistía el culto y si el templo de San Roque estaba cubierto, pero se intuye que alrededor había una zona verde.

Pero la historia que narran los restos de San Roque va más allá. En el centro arqueológico se conserva un horno del siglo V en el que en su momento probablemente se creaba material para la construcción de viviendas. Una pequeña muestra también de la industria alfarera que surgió en la ciudad a partir del siglo III después de Cristo.

Al lado del horno, los restos arqueológicos permiten al visitante conocer un poco más sobre cómo era la cultura de la muerte en Lucus Augusti. Por un lado, se conservan vasijas en las que se recogían los restos humanos tras su incineración, y en las que se podían encontrar monedas y objetos del ajuar con los que querían transitar al otro mundo. Y por otro, se exponen dos tumbas que pertenecían a la antigua necrópolis y que sirven para ver cómo fue evolucionando la tradición romana de las despedidas.

La domus del Mitreo es una de las joyas romanas que esconde Lugo
La domus del Mitreo es una de las joyas romanas que esconde Lugo OSCAR CELA

El Mitreo y el dios persa

Si los restos de San Roque sorprenden, lo que se esconde en el interior de la Domus del Mitreo es como una puerta abierta al pasado. Una joya conservada bajo el subsuelo del Vicerreitorado que permite transitar por las estancias de una vivienda romana y dejarse sorprender por la magia que envuelve al templo del dios Mitra.

La domus del Mitreo es una antigua casa romana del siglo I antes de Cristo que se conservó, con sucesivas reformas, hasta bien entrado el siglo III de nuestra era. Perteneció originariamente a un centurión que posiblemente ejercía como recaudador de impuestos. En la visita, uno puede ver el patio exterior o un dormitorio en el que todavía quedan pinturas murales. Se percibe la cocina, las letrinas y hasta las cuadras de los animales, donde llegaron a encontrarse restos de un camello. Se conserva un antiguo molino, canalizaciones de aguas sucias y limpias, la calefacción romana y pequeñas maravillas que permiten al visitante viajar en el tiempo sin salir de Lugo.

Pero ni siquiera la nobleza que rezumaba la vivienda impidió que fuese expropiada alrededor del año 270 por la construcción de la Muralla, cuentan durante la visita guiada al lugar. La casa se encontraba en su camino, así que se expulsó a sus habitantes y los constructores de la fortificación la utilizaron durante el tiempo que les llevó elevar el enorme muro defensivo.

La domus del Mitreo es una de las joyas romanas que esconde Lugo
La domus del Mitreo es una de las joyas romanas que esconde Lugo OSCAR CELA

El culto que llegó de Persia

Pero quizás la parte más mágica del Mitreo está en el templo que formaba parte de la vivienda, una construcción abovedada que en su momento evocaba a una cueva, con su suelo irregular y sin huecos, haciendo honor a la leyenda que narra que el dios persa nació de una roca. Se construyó en el siglo III por orden de Gaio Victorio Victorino y dos libertos. Se cree que este romano, que rendía culto al dios persa, divinidad del sol y del cambio estacional, decidió erigir el templo para honrar a la divinidad, al no haber ninguno en la ciudad. Pero este culto era bastante secreto y tenía sus particularidades, ya que conllevaba ritos de iniciación y era exclusivamente masculino.

Al igual que ocurre con el estanque de San Roque, se cree que los soldados romanos, durante las campañas de Persia, supieron de este dios y algunos lo incorporaron a su fe. En el Mitreo se conserva en perfecto estado un ara dedicada a la divinidad, cuyo culto se apagó cuando el cristianismo se asentó como religión oficial del imperio.

También en el Mitreo se conservan las huellas del Lugo Medieval, pero el legado romano es, de largo, el protagonista.