Hace 50 años, Galicia y Asturias iban a unirse con una carretera de peaje

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

LUGO

El puente forma hoy parte del tramo Barres-Ribadeo de la A-8, inaugurado en el 2008
El puente forma hoy parte del tramo Barres-Ribadeo de la A-8, inaugurado en el 2008 CARLOS FERNANDEZ SOUSA

El Puente de los Santos se construiría con aportación de capital privado

10 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El Puente de los Santos, inaugurado en julio de 1987, no solo facilitó la comunicación de Galicia con Asturias y con el resto del norte peninsular e hizo más cómodo el ya intenso contacto entre las dos orillas de la desembocadura del Eo. Su construcción fue además la consecución de un objetivo que instituciones y medios de comunicación reclamaban ya en las últimas décadas del siglo XIX.

Como se recoge en el trabajo «Os primeiros periódicos ribadenses» —incluido en el volumen «Do vello Ribadeo», del que es autor Eduardo Gutiérrez, ex alcalde del municipio y actual cronista oficial—, ya en 1879 el periódico ribadense El Eo urgía al alcalde local a convocar una asamblea de vecinos y de representantes de municipios cercanos para reclamar agilidad en el estudio técnico del puente sobre la ría de Ribadeo.

Hace ahora 50 años, el puente estaba cercano a construirse, como publicaba La Voz de Galicia. El viaducto iría de la capilla de San Román, situada en Figueras (Castropol), a la de San Miguel, en Ribadeo, de donde viene el nombre del puente. Apoyado sobre ocho pilas, tendría una longitud de 600 metros y una anchura de diez y sería la parte más destacada de un proyecto con otros aspectos: se construiría una carretera de cinco kilómetros de longitud, tres kilómetros y medio en Asturias y uno y medio en Galicia, que evitaría bordear la ría ribadense y pasar por el centro de Ribadeo y de Vegadeo.

La vía iba a ser de peaje. Si eso resulta llamativo para el automovilista que hoy cruza el puente, que primero formó parte del trazado de la carretera N-634 y que luego se amplió para el paso de la autovía del Cantábrico (A-8) sobre la ría, no menos sorprendente puede parecer la financiación, que procedería de capital privado. El grupo asturiano Masaveu aparecía como uno de los principales promotores del proyecto, cuyo coste se cifraba en algo más de 200 millones de pesetas y para cuya construcción se había creado una sociedad llamada Puente de los Santos.

Se esperaba para finales de 1971 el comienzo de las obras, que en dos años podrían concluir. El paso del tiempo fue retrasando esos plazos, como se comprueba en las páginas de La Voz de Galicia. En noviembre de 1973 se confiaba en que las obras estuviesen acabadas tres años después, y se informaba de que los turismos pagarían un peaje de 50 pesetas y podrían circular a 100 por hora. En junio de 1974 el ministro de Obras Públicas, Antonio Valdés, veía la obra como solución a un problema local, pero con aspectos diferentes a otra vía de peaje que ya empezaba entonces a perfilarse, la autopista del Atlántico.

Ese proyecto no se ejecutó, pero la obra, sí. Financiada por el Gobierno, se adjudicó en el otoño de 1982 a la empresa Cubiertas y MZOV. El coste total fue de 1.300 millones, 400 más de lo previsto en la adjudicación, y el puente se inauguró casi cinco años después. Por fin quedaban mejor comunicadas dos comunidades que, como se escribía en La Voz de Galicia en la noticia de 1970, tienen «profundas afinidades materiales y espirituales».

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