Aleksandra Stanacev: «Crecer en la Serbia de los años noventa no es fácil para una niña»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

LUGO

Carlos Castro

La base de 26 años explica, en un perfecto castellano, cómo fue su infancia durante el desmembramiento de Yugoslavia, su ascenso fulgurante y las aspiraciones del Ensino

27 oct 2020 . Actualizado a las 18:06 h.

No ha sido fácil el camino de Aleksandra Stanacev (Kikinda, Yugoslavia -ahora Serbia-, 1994). Dicen que nuestro pasado forja quiénes somos, y eso ella lo lleva grabado a fuego. Tras empezar su carrera en la cantera de uno de los equipos más legendarios de la historia del baloncesto europeo, el Estrella Roja de Belgrado, viajó hasta España para competir en la máxima categoría del básquet nacional. La temporada pasada, recaló en el Durán Maquinaria Ensino. El viaje de Stanacev empezó bajo las bengalas de los asfixiantes pabellones serbios, pero no se sabe dónde terminará. Por el momento, disfruta de su pasión en Lugo. Quién lo iba a decir.

-¿Qué diferencia hay entre jugar en Belgrado y jugar en los pabellones de España, como el del Ensino?

-Allí la gente está loca. Directamente te lo digo (ríe). Es una salvajada, si lo piensas. En los derbis contra Partizán de Belgrado, la grada es un incendio. A veces te paran por la calle porque mucha gente sabe que eres de un equipo o de otro. Entiendo que es muy impresionante, pero de verdad que hay personas que no saben medir. Eso sí, si se vive de forma sana, es brutal. Es una experiencia única en el mundo.

-Hablando del pabellón, ¿Cómo están viviendo jugar con un aforo tan reducido?

-Es muy raro. Lo hemos hablado mucho y todas tenemos la misma sensación: parece que jugamos amistosos continuamente. Ver las gradas vacías le quita emoción, y no sientes el apoyo de la afición si juegas en casa. Eso puede influir en que no estás tan concentrada, supongo.

-¿Cómo valora la temporada pasada?

-Bastante bien, a decir verdad. Al principio recuerdo que no nos salía nada, pero fuimos capaces de salir de ese bucle y remontar la situación. A partir de enero, llevábamos un ritmo muy bueno. Fuimos de menos a más y eso siempre es algo positivo. Creo que hay que quedarse con eso, independientemente de que la temporada no terminó cómo queríamos.

-¿Y a qué aspiran este curso?

-Todo lo que no sea estar entre las ocho mejores en la temporada regular no lo contemplamos. Queremos estar en Copa de la Reina y, después, ya veremos. Siempre acabas dependiendo de cómo llegas, de si tienes lesiones, de con quién te toca en el cruce... Tenemos que estar ahí. Ese es el objetivo.

-¿Quiénes son los favoritos para competir la liga este año?

-Valencia, Perfumerías Avenida y, quizás, Girona, aunque aún no han encontrado su mejor versión. Además, en esta categoría es muy complicado ver sorpresas.

-Solo se mantienen tres jugadoras del año pasado. ¿Se adaptan bien las nuevas? Por lo que se ve en Instagram, ya están muy unidas.

-Todo el mundo se ha acoplado muy bien. Hemos hecho muy buenas migas en poco tiempo, no hay más que ver que siempre estamos colgando cosas en redes sociales. Yo creo que un buen ambiente deriva en buenos resultados, así que es una razón más para llevarnos bien.

-¿Qué le parecen estos nuevos fichajes? Han llegado jugadoras con muy buen cartel este año.

-Por mencionar algunas, Hempe me encanta, por ejemplo. Me parece una jugadora fantástica y es un perfil del que podemos sacar mucho partido. A Vega [Gimeno] ya la conocía de jugar juntas en Bembibre, así que me alegré mucho cuando vino, y Natalie [van den Andel] es una gran tiradora desde la posición de 4. Me parecen todas grandes fichajes.

-¿Cómo se define como jugadora?

-Una base de equipo, asistente, organizadora, y que busca siempre la mejor jugada posible.

-Hace quince años, todas las bases eran especialistas en la organización y el pase. Ahora, no vemos más que anotadoras desde la posición de 1. ¿Qué cualidades tendría la base perfecta?

-Lo primero, hay que ser inteligente sobre la pista. Además, hay que conocer a las compañeras como a una misma. A partir de ahí, cada una debe explotar sus cualidades en beneficio del equipo, que es el objetivo final, acabar las jugadas en canasta y ganar el partido.

-Hablando de manejar los tiempos, es una de las jugadoras de toda la liga que más minutos disputa. ¿Cómo le sienta disputar tantos minutos sobre la pista?

-A decir verdad, una de las razones por las que fiché aquí fue para jugar menos minutos. Las circunstancias han acabado siendo otras, así que sigo jugando mucho. Me gustaría jugar menos, sí. No me molesta, claro, pero ya me estoy acercando a los 30 años, así que debo procurar cuidarme.

-¿Se fija en alguna jugadora o jugador de otros equipos y ligas?

-No me gustan la NBA ni la WNBA. Sobre todo veo Euroliga, y me fijo mucho en el Ekaterinburgo de Alemania, y su base Courtney Vandersloot. Son un equipazo y ella me parece una jugadora extraordinaria.

-¿Disfruta del baloncesto en su tiempo libre o es más de las deportistas que prefieren evadirse con otras aficiones?

-Veo mucho baloncesto, sí, pero también me gustan otras cosas. Veo mucho tenis, por Novak Djokovic. Le apoyo siempre porque hace mucho por la gente de Serbia.

-¿Y de dónde le viene la pasión por este deporte?

-Mis padres eran deportistas los dos, de fútbol y baloncesto, así que me crié en ese ambiente.

-Seguro que no fue sencillo empezar cuando eras joven. Naciste en una Serbia que sufría los peores años de la Guerra de los Balcanes.

-Crecer en esa época no es fácil para una niña, desde luego. Yo tuve suerte, porque nunca tuve problemas graves, pero fue todo una locura. No parece real.

-Salvando las distancias, muchas niñas que os admiran también se encuentran con problemas para dedicarse al baloncesto. ¿Cuál es su consejo para ellas?

-Que nunca se rindan. Hasta el los momentos más duros hay algo de esperanza. Nunca sabes cuando tendrás un día de suerte. Y a los padres, que dejen ser libres a las niñas.