Roope Ahonen: «No pienso irme del Breogán hasta que consigamos el ascenso»

LUGO

Foto: Leche Río Breogán
Foto: Leche Río Breogán CEDIDA

El base finlandés habla sobre su lesión, sus años en Grecia y la afición del Leche Río Breogán

23 oct 2020 . Actualizado a las 13:28 h.

Después de sentir en tus propias carnes lo que es la presión insoportable de jugar ante el Olympiakos griego, uno de los mejores equipos de la historia, en el Pabellón de la Paz y la Amistad -que, normalmente, tiene de todo menos paz y amistad-, pocos jugadores deciden hacer las maletas y volar hasta Galicia. Mucho menos, habiendo nacido en un pueblo perdido de la fría Finlandia. Roope Ahonen, sin embargo, puede presumir de todo ello. Él es su propia historia.

-Pregunta: ¿Cómo evoluciona su lesión?

-Respuesta: Me encuentro muy bien, cada vez mejor. Estoy realmente agradecido por lo mucho que me han ayudado todos los empleados del club con la rehabilitación. Soy optimista con los plazos [El club anunció tras la entrevista que una afección en el cartílago de la rodilla le impedirá volver a las canchas antes de diciembre, y que se plantean fichar si se alarga la baja y la situación económica lo permite].

-¿Cómo se enfrenta un deportista profesional a una lesión de gravedad?

-Es algo físico, claro, pero también muy mental. Tienes que ser fuerte de mente para superarla. Yo ahora ya no tengo miedo, pero siempre pasas por diferentes etapas en la recuperación, y algunos jugadores pierden la esperanza si ven que las cosas no salen.

-Desde muy joven, se ha tenido que enfrentar a unas expectativas enormes. Debutó como profesional siendo una de las mayores promesas de la historia del baloncesto escandinavo.

-Volvemos a la fuerza mental. Yo siempre he tenido mucha determinación y he tenido claro mi potencial, pero es duro para un niño de 16 años afrontar esas expectativas y esa presión constante tan tremendas.

-Hablando de presión, ha jugado ante equipos como Olympiakos o Panathinaikos en pabellones hasta la bandera. ¿Cómo es pasar de eso a jugar a Galicia, donde no hay tanto fervor?

-Aquí hay también mucha afición, pero se vive de otra manera. En Grecia es algo que no se puede explicar con palabras. Jugar allí es una experiencia que va más allá del propio deporte, trasciende a eso. Además, el baloncesto griego es mucho más táctico, así que tienes que estar aún más centrado. Aquí podemos correr más, ser más creativos... Eso me gusta.

-¿Qué le pareció el rendimiento del equipo la temporada pasada?

-Pasaron muchas cosas durante la temporada. Tuvimos lesiones, malas rachas y demás. No fue como nos hubiera gustado. Era un gran equipo individualmente, eso sin duda. Teníamos una plantilla fantástica. Simplemente no funcionó. A veces pasa.

-¿A qué aspiran este año? Tanto el equipo como individualmente.

-Queremos ganar. Como sea. Es lo único que nos importa. El resto es secundario. Es el objetivo común del grupo y todos estamos de acuerdo. Tenemos mejor plantilla que el año pasado y estamos mejor preparados. Los fichajes han sido geniales y les veo con hambre de victorias. Personalmente, quiero recuperar mi nivel. Sé que eso hará mejor al equipo, que es lo que de verdad importa al final de la temporada.

-En los tres años que ha jugado en España, sus porcentajes de acierto en triples han sido del 42, del 44 y del 48 %. Son cifras asombrosas. ¿Es el entrenamiento suficiente para alcanzar estos números? ¿O el talento es lo esencial?

-Es complicado asegurar una cosa u otra. Para mí, hay que añadir un parámetro más: la pasión. Yo soy un tirador por pasión, no por repetición ni por nacimiento. La clave es convertir esa pasión, esas ganas de ser el mejor, en consistencia. En cuanto encuentras tu ritmo, ya lo tienes.

-En la actualidad, la mayoría de bases se consideran anotadores. Hace una década, los organizadores y pasadores reinaban. ¿Qué cualidades debe tener un gran base?

-Saber anotar es de lo más difícil que hay. Claro que hay jugadores muy talentosos, que son capaces de encestar con buenas rachas en un partido, pero la mayoría no son efectivos. Esa es la gran dificultad. Saber asistir es un arte, también. Sobre todo sin perder balones, que es algo que acaba perjudicando tremendamente al equipo. Incluso hay grandes jugadores que son capaces de combinar esas dos habilidades. Para mí, de todas formas, la clave no es esa. Los grandes bases son aquellos que saben guiar al equipo. Ese reducido grupo de jugadores que marcan los ritmos del partido en todo momento, y consiguen que su equipo juegue a lo que ellos quieren. Si hay que bajar el ritmo, lo hace. Si necesitamos tiro exterior, se mueve el balón hasta encontrar tiros liberados. Esa es la característica más importante, marcar las jugadas adecuadas en cada situación.

-¿Con qué jugador se compara?

-Es difícil decirlo. Nunca me he parado a pensar en ello, la verdad. Siempre me ha gustado tener mi propio estilo. De todas formas, me han comparado con varios jugadores a lo largo de mi carrera, sobre todo europeos. Cuando llegué a Ourense, me llamaban Young Petrovic [«Joven Petrovic»], porque decían que me parecía a él físicamente y en los movimientos. Siendo sincero, me hubiera gustado parecerme a él aunque fuese en la uña del pie. Creo que se pasaron un poco (ríe).

-¿Y quiénes son sus jugadores favoritos? Actuales y del pasado.

-Actualmente disfruto mucho con Luka Doncic, pero mi favorito es LeBron James. Me parece un jugador espectacular. Históricamente me tengo que quedar con Michael Jordan, que es para mí el mejor que ha habido. La gente de mi generación crecimos con él y nos marcó mucho.

-¿Quién es el jugador más divertido del vestuario?

-Kevin Larsen. No puede estar sin hacer bromas constantemente. Es un tipo genial.

-¿Cómo le gustaría que fuese su retirada?

-No me he parado a pensarlo todavía. Supongo que me gustaría terminar en mi país. Eso sería algo muy especial, porque siempre he disfrutado mucho con la selección. Lo que tengo claro es que no me voy a marchar del Breogán sin conseguir el ascenso. Eso seguro.