TRENES

Antón Grande

LUGO

03 jul 2020 . Actualizado a las 16:57 h.

Ya no hay trenes. La estación de Lugo es un páramo por el que se pueden atravesar los raíles sin riesgo a que venga un mercancías o cualquier otro tren, porque por aquí no pasan. Algunas novelas he leído, y películas he visto, en las que los trenes no eran más que una espera al infinito. Y en Lugo estamos en ello. Caminamos hacia ello.

Los pocos trenes que pasan, de pasajeros quiero decir, lo hacen a horas que no llevan a ninguna parte porque cuando llegan, no sirven para hacer negocios, ni siquiera para ver a los amigos porque arriban a horas destempladas, y tardan lo suyo. Vayan si no a Barcelona y conocerán mundo, o estaciones, o a Madrid, como en los viejos tiempos, durmiendo, escuchando música en los cascos o viendo películas trasnochadas como si fuésemos imbéciles los viajeros atrevidos.

Ahora Renfe se escuda en una demanda de solo un 36 por ciento de usuarios para no reponer trenes suprimidos en el eje atlántico, tan lejos y tan cerca. Una sinvergüenzada, vamos, pero de los de Lugo, ni se acuerdan. Para qué.

Seguimos sin comunicación por ferrocarril a Santiago, ir a Coruña es para dormirse en el viaje, a Vigo, ni te digo porque no hay, y a Ourense es una utopía. Pero, de qué van estos muchachos que nos ofrecen el oro y el moro y nadie se acuerda del tren, el sistema de movilidad más frecuentado, barato, ecológico y habitual en toda Europa. Igual es que no somos europeos, o solo para algunas cosas como el pasaporte.

No voy a decir nadad del tren de vía estrecha, FEVE, porque eso ya es una coña, un abandono, un riesgo que tienen todos los que cogen ese tren por necesidad o por hacer turismo. Pero nadie dice nada del tren, mi favorito para viajar. Estamos en elecciones pero de este tema, ni mú. Como las vacas a las que se les va a pedir el voto. Bueno, a sus propietarios. Ya lo dice la canción en latín: Vacas lacatarius habeo. Y ahí está el truco. En el ordeño. Y seguimos para bingo.