Según los datos de la Xunta, no se ha capturado un solo ejemplar desde el año 2013, pese a las batidas autorizadas. Se calcula que entre accidentes y furtivismo fallecen 200 al año

María Guntín
Graduada en Periodismo por la UCM y Máster en Periodismo Avanzado Multiplataforma de La Voz de Galicia. Yo escribo desde la delegación de Lugo, pero tú puedes escribirme a maria.guntin@lavoz.es

En Galicia se mantienen unas 90 manadas de lobo ibérico en las que conviven entre 600 y 800 ejemplares, distribuidos prácticamente por todo el territorio. Así figura en los últimos datos de la Xunta sobre este animal, aunque los censos oficiales datan de los años 2013, 2014 y 2015. El plan de gestión se aprobó en el 2008 y establecía la elaboración de un recuento poblacional cada dos años. Sin embargo, desde entonces, solo se han hecho dos. Las cifras permiten advertir que la población de lobos en Galicia es estable y que la comunidad es uno de los territorios de la Unión Europea con más densidad.

Según los últimos datos de la Administración, estos animales están presentes en el 94 % del territorio gallego; es decir, su presencia está generalizada. Pero es algo diferente por provincias. Sirviéndose de indicios y datos de áreas de campeo y presencia de manadas reproductoras, se estima que en Ourense ocupa la totalidad del territorio. En Lugo, su presencia es del 98 %; en A Coruña, del 95 y en Pontevedra, del 74. «O lobo practicamente só está ausente nas áreas urbanas das grandes cidades e a periferia das mesmas, así como algunhas áreas costeiras do norte da Coruña, Lugo e Pontevedra», dice el documento elaborado por la Xunta.

 Anualmente fallecen unas decenas de lobos por actividades relacionadas con el furtivismo o con los accidentes de tráfico, principalmente; algunas fuentes llegan a estimar hasta 200 muertes por estas causas. En cambio, en los últimos 13 años, en Galicia se cazaron oficialmente 17 lobos. Y en los últimos seis, ninguno. El último lobo capturado en una batida oficial fue el 2013, según la Administración. Desde entonces se llevaron a cabo varias acciones autorizadas, con resultado nulo. En el 2019 solo en Lugo se registraron cuatro batidas para capturar cánidos, de las cinco que se aprobaron en toda Galicia.

Para el presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural, Serafín González, los censos se han quedado anticuados y cree que la Xunta debería actualizarlos con mayor frecuencia: «Non se pode autorizar a caza do lobo porque a especie é un patrimonio de todos os galegos, se se divide o custo total dos danos que provocan polo total da cidadanía en Galicia, sae unha cifra ridícula que explica o que nos custa conservar a especie».

«Levamos anos escoitando como a Xunta di que a xestión que se fai sobre o lobo está perfectamente organizada dende os despachos de Santiago», explican fuentes de O-Xan, un colectivo de gestión del lobo en Galicia.

 Y detrás del lobo siempre está la polémica sobre su impacto en la ganadería. Según los datos que maneja la Xunta, los daños provocados han ido creciendo en los últimos años y, especialmente, se han incrementado desde el 2016. Sin embargo, esto puede deberse a que, hasta entonces, eran pocos los ganaderos que lo denunciaban, explica Joan Alibés, ingeniero agrónomo y presidente de la Sociedade Galega de Pastos e Forraxes (SGPF). Las cifras dicen que en 2010 se registraron 1.733 daños provocados por el cánido mientras que en 2019, fueron 2.323. En el año 2019, en Galicia hubo 2.323 daños. De estos la mitad, en la provincia de Lugo, 1.135; 503 en A Coruña; 450 en Ourense y 235 en Pontevedra.

Daños en toda Galicia (incluyendo caballos, ovejas, cabras y vacas):

 AÑO  | TOTAL DAÑOS
 2010  | 1.733
 2011  | 1.430
 2012  | 1.453
 2013  | 1.227
 2014  | 1.466
 2015  | 1.219
 2016  | 1.573
 2017  | 2.379
 2018  | 2.200
 2019  | 2.323

«Desde que se impuso la obligatoriedad de poner microchip a los caballos, la población de potros en los montes ha disminuido considerablemente. Y estos animales eran alimento del lobo que, ante esta desaparición progresiva, se han visto obligados a bajar hasta las ganaderías más próximas para alimentarse. Sin embargo, hay que recordar que no hay datos sobre el número de caballos y que tampoco existen censos oficiales», añade Alibés.

El presidente de la Federación Galega de Caza, Javier Nogueira, considera que «el lobo debe existir como especie, pero en su justa medida, porque no puede perjudicar la convivencia en el rural ni suponer una amenaza para la ganadería». Además, asegura que la caza actúa como regulador de la población y que el colectivo está a disposición de los ganaderos para regular la especie y enfrentar el problema con criterio».

Mapa de la caza del lobo en Galicia
Mapa de la caza del lobo en Galicia Xunta de Galicia

Ayudas por daños y para la prevención

La Xunta tiene dos líneas de ayuda para paliar los golpes del lobo. La primera, por daños. Aquí el problema está en el retraso de la Administración a la hora de efectuar los pagos y es que, generalmente, los ganaderos cobran dos años después de haber sufrido el ataque del lobo. La segunda línea, se corresponde con las ayudas para la prevención, que aunque en los últimos años han aumentado su cuantía, sigue siendo insuficiente, tal y como apunta Alibés. En el año 2006, el presupuesto fue de 100.000 euros, mientras que para este 2020 es de 230.000. Sin embargo, hubo años en el que no se convocó esta orden de ayudas.

Además, la Xunta emplea fondos propios, cuando podría intentar valerse de los europeos. La comparativa con otro país como Francia es abrumadora. En el país vecino hay, según los datos del año 2019, unos 500 lobos —200 menos que en Galicia— y la inversión en prevención y daños supera los 32 millones de euros, frente a los 600.000 euros en conjunto de Galicia.

Además, de los 32 millones, el 80 % se destina directamente a la prevención, mientras que en la comunidad se desvían 230.000 euros. «En Francia se cubre la compra de mastines y te dan un cheque anual para su mantenimiento (alimentación y cuidados veterinarios), se contratan pastores, se realizan cierres, en Galicia nos gastamos el grueso del presupuesto en pastores eléctricos que en si no previenen nada y cuestan poco. Las grandes inversiones deben ir en mastines, cierres e investigación aplicada», explica el ingeniero Joan Alibés.