El estado de alarma cuando eres una mujer prostituida: ni casa ni comida

LUGO

Rúa do Miño desierta, en el barrio de A Tineria en Lugo
Rúa do Miño desierta, en el barrio de A Tineria en Lugo ALBERTO LÓPEZ

La Red contra a Trata detecta casos de total desamparo y atiende sus necesidades básicas de alimentación

05 abr 2020 . Actualizado a las 11:18 h.

No existen porque nadie, salvo las personas que abusan de ellas, las ve. Si alguien pensaba que las mujeres víctimas de explotación sexual no podían ser más vulnerables se equivocaba. El estado de alarma ha confinado también a los hombres que pagan por sus servicios. La Rede Galega contra a Trata Sexual, que coordina la asistencia de 11 entidades gallegas a este colectivo, ha detectado casos de desamparo absoluto, en los que son obligadas a abandonar los pisos en los que ejercían, sin refugio y sin dinero para comprar alimentos.

«Es un colectivo que vive muy al día, bien porque tienen que pagar una deuda contraída cuando las trajo aquí una mafia de trata sexual, o bien porque tiene familiares en sus países a los que tienen que enviar dinero», explica Carlos Villar, abogado del programa de trata de Ecos do Sur, ONG integrada en la Rede Galega contra a Trata, nacida en 2008 y de la que es portavoz.

Algunas de las 11 entidades que conforman la Rede visitan a diario a las mujeres con las que ya se ha establecido un servicio de acompañamiento. Es en esa labor de seguimiento en la que se han encontrado a víctimas en total desamparo. «Detectamos casos en los que el controlador del piso, como ellas no generan dinero y además normalmente tienen que pagar la deuda y el alquiler, deciden echarlas de la vivienda». Cuando se produce una situación de este tipo, la Rede busca alternativas habitacionales con aquellas entidades que cuentan con recursos de acogida y alojamiento, en coordinación con los servicios sociales.

Migrantes

Sin embargo, es difícil llegar hasta ellas y conocer la situación que atraviesan. Como explica Villar, se trata de un colectivo en el que convergen múltiples vulnerabilidades: «La mayoría son personas migrantes, mujeres víctimas de la peor de las violencias contra la mujer e invisibilizadas por el estigma que supone ejercer la prostitución».

Como colectivo, todas esas características las lastran y disminuyen sus posibilidades de acceder por los cauces habituales a las ayudas habilitadas por las administraciones para atender emergencias de carácter social.

«No tienen ningún ingreso»

«De manera generalizada, empiezan a solicitar bastantes recursos de alimentación porque no tienen ningún ingreso y porque para la mayoría la perspectiva de conseguirlo es casi inexistente, muchas veces están en una situación irregular, sin una tarjeta de residencia con la que intentar buscar un trabajo o pedir una prestación», apunta Carlos Villar, abogado especializado en víctimas de trata en la ONG Ecos do Sur.

Conocedor de las debilidades del sistema de ayuda a estas víctimas, Villar apunta a la necesidad de crear desde las instituciones «un mecanismo de respuesta ágil en relación con este colectivo», que permita en días como estos «aumentar el control de los clubes para ver que están cerrados y que no hay mujeres en el interior sin sus necesidades básicas cubiertas, buscar alternativas habitacionales para aquellas que las precisen y facilitar ayudas de emergencia social».