No tenía coronavirus, sino gripe, y mucha angustia por su gato

TANIA TABOADA LUGO / LA VOZ

LUGO

L.L

Un chófer valenciano de una empresa de Abadín ingresó en el HULA con síntomas compatibles con este virus

29 feb 2020 . Actualizado a las 21:57 h.

Manuel Hernández Algara tiene 65 años de edad y lleva unos cinco trabajando para la empresa Vázquez Portela S.L. con sede en Moncelos, Abadín. Este camionero, natural De Madrid, pero que lleva 25 años en Valencia, demostró ayer una gran profesionalidad y dio una lección de humanidad con su actuación. El chófer llegó la noche del jueves a la sede de la empresa de Abadín, ubicada en el kilómetro 21 de la carretera LU-113, con síntomas compatibles con coronavirus.

Estacionó su camión en el aparcamiento de la empresa, informó a su jefe de sus molestias y no quiso bajar del vehículo para evitar posibles contagios. «Estuve en Italia, descargué en el puerto de Bilbao y el jueves por la noche llegué a Abadín. No sé como pude llegar porque me encontraba fatal y tuve que parar un montón de veces por el camino. Me dolía el pecho, respiraba mal, tenía la voz tomada y fiebre. Aún así, decidí esperar y me pasé toda la noche en el aparcamiento de la empresa, sentado en el asiento del camión con mi gato. Estuve leyendo por Internet sobre el coronavirus y tenía todos los síntomas de tenerlo, por lo que ayer, sobre las doce del mediodía, decidí avisar a los servicios de emergencia», relató desde el Hospital de Lugo Manuel Hernández, que pasadas las seis y media de la tarde recibía el diagnóstico: una gripe muy fuerte.

El chófer explicaba: «Me vino a buscar una ambulancia a Abadín y me evacuaron al HULA. El primer médico que me auscultó me dijo que tenía todos los visos de ser un gripazo pero aún así no descartaron nada y me hicieron todo tipo de pruebas». El hombre se quejaba de un dolor por todo el cuerpo, de no tener fuerzas, de molestias agudas en el pecho y de problemas respiratorios.

Según relató, hace quince días llevó a cabo varias rutas por ciudades francesas e italianas, parando en zonas con afectados por coronavirus. «Estuve por Francia e Italia. Descargué en Livorno, donde me duché en unas instalaciones donde nos aseamos muchos camioneros y pasé un fin de semana en esa ciudad. Después cargué en Lombardía, donde pasé alguna noche y descargué en poblaciones cercanas. Entré en alguna tienda para comprar comida y bebida. Tras terminar la ruta italiana en Torino, entré en España y ya estaba mal», explica Manuel Hernández. 

Su gato, en la cabina

Con la incertidumbre de dar o no positivo en coronavirus, la principal preocupación de este valenciano era su inseparable compañía de ruta: su gato. Ayer, antes de partir en ambulancia para el HULA, dejó el camión estacionado de forma que no le diese el sol a la cabina, donde se encuentra el gato, así como pienso y agua para varios días.

Por su parte el propietario de la empresa de transportes Vázquez Portela estuvo ayer pendiente de su empleado y habló varias veces con él hasta que recibió el alta. También se ocupó de vigilar el estado del gato, por el que su propietario no dejaba de preguntar desde el hospital.

Nené, un «copiloto» inseparable desde hace dos años

Nené es el gato de Manuel desde hace dos años. Viaja con él y no separan nunca. Si lo deja en casa no para de maullar y llorar por su amigo, que lo acogió de pequeño después de que alguien quisiese ahogarlo en una acequia de su pueblo de Valencia. Lo rescataron unas chiquillas, y como sus padres no se lo aceptaron en casa, lo crio Manuel y se ha convertido en su amigo inseparable. Nené, (en valenciano, chico), todavía se lanza a acariciar a las niñas que lo salvaron cuando las encuentra en la calle del pueblo. 

En el Hula ya han examinado casi a media docena de personas en los últimos días, contando al camionero de ayer. Todos han dado negativo.