En los últimos tiempos es casi habitual que todo el mundo sufra algún tipo de estafilla. Desde pequeños cargos en la cuenta bancaria de la empresa de telefonía de turno hasta comisiones de los bancos, o cargos de empresas fantasma que ni siquiera conocemos. Pero lo que no me esperaba era un sablazo de una empresa de máquinas de calefacción como Saunier Duval. Todos los aparatos tienen por ley un mínimo de dos años de garantía, y en este caso hacía menos de un año que se había instalado. A pesar de ello, el servicio técnico vino y me cobró la friolera de 170 euros por el desplazamiento. Alegaron que la garantía incluye todo pero no el desplazamiento del técnico. Así que hubo que pagar, pero posteriormente presenté una reclamación ante el Instituto Galego de Consumo, de la Xunta, donde me explicaron que la garantía es la garantía. Es decir, que no podrían cobrarme eso. Pero en todo caso, iremos a conciliación y a lo que haga falta. Porque para luchar contra este tipo de estafillas, lo único que vale es reclamar, reclamar y reclamar por las vías oficiales. Porque si todos nos callamos, Saunier Duval cobra por enviar los técnicos aunque la máquina esté en garantía, y las telefónicas y las aseguradoras y demás pillos pasan los pequeños cargos a los bancos porque siempre les cuelan.
Así que, lo mejor es reclamar. Siempre.
En mi caso, además, Saunier Duval cobró por un servicio que no quedó bien y todavía estamos con visitas de técnicos. Y yo, a mis ochenta, tengo que andar cambiando de casa. Pero volveré a reclamar porque, ya digo, es mi derecho.