«La nieta, la madre y la abuela», tres carreteras que conviven desde hace 20 años

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO

A la izquierda el viaducto de Ruitelán, en el 2001 era de la N-VI y luego de la A-6, y a la derecha la construcción del puente de Samprón
A la izquierda el viaducto de Ruitelán, en el 2001 era de la N-VI y luego de la A-6, y a la derecha la construcción del puente de Samprón Óscar Cela

21 ago 2020 . Actualizado a las 17:34 h.

Los trabajadores de Conservación de Carreteras y del Control de Tráfico de la A-6 bautizaron a inicios del siglo XXI la red de carreteras que sorteaba el puerto de Pedrafita como «la nieta» (la A-6), «la madre» (la N-VI) y «la abuela» (la vieja N-VI).

Los trabajos de rehabilitación en los viaductos de Las Lamas y Ruitelán ponen de actualidad las tres carreteras, especialmente en el último caso. La vieja N-VI, hoy convertida en Camino de Santiago, fue sustituida en 1983 por el viaducto de Ruitelán. Se trataba en su momento de una gran obra de ingeniería de la época, dentro del Plan de Accesos a Galicia. Durante años, el digno trazado de la N-VI, que sustituyó al eterno y sinuoso, fue el único acceso de la Meseta a la Galicia del norte, cuando el resto de España ya disfrutaba de autovías o carreteras de gran capacidad.

Ampliaron el tablero

Cuando se construyó la A-6, se decidió aprovechar el trazado de los pasos de la N-VI de Las Lamas (260 metros de longitud) y Ruitelán (422 metros) para convertirlos en el tránsito de la autovía en dirección Madrid. Se tuvo que ampliar la anchura del tablero para adaptarlos a los anchos que se define de una autovía, aunque aún hoy el tránsito por ambos pasos sigue siendo un poco más estrecho que el trazado de la vía, por lo que el tráfico está limitado a 100 por hora. Casi veinte años después, Fomento acomete ahora obras de reforma de ambos puentes por valor de seis millones de euros.